domingo, junio 30, 2024
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Caminar con la historia

Las movilizaciones sociales son perniciosas, contribuyen a la agudización de la presente coyuntura adversa, no solo en materia económica, sino política. Por consiguiente, son contraproducentes, nefastas y de confrontación, que empañan la paz social que se requiere para impulsar la actividad industrial, comercial y de otros rubros. Provocaron, en ese contexto, el desencuentro y sembraron suspicacia en la población.
Pero es tiempo de caminar con la historia. La ciudadanía anhela paz y tranquilidad, para desenvolverse en su cotidiano quehacer. Para llevar el pan del día a sus hogares. Para acrecentar las proyecciones de la actividad privada. Y sin salto de mata. Las aspiraciones ciudadanas han cambiado, no son las mismas de 2006, sino otras, para construir una Bolivia diferente, progresista y competitiva, con base en el diálogo y el entendimiento.
“El deseo ferviente de la mayoría de la población, que no vive de la politiquería, es desarrollar sus actividades diarias de subsistencia en un ambiente de tranquilidad social. Pero, lamentablemente, desde el año 2006, cuando el MAS llega a gobernar el país, han proliferado problemas de toda índole”, según la apreciación de un matutino de circulación nacional (*).
Que el momento sea propicio para que reflexionen los hombres de Estado y asuman la tarea de reencaminar la gestión gubernamental, para todos, sin discriminación, sin regionalismo ni menosprecio. Escuchando y tratando, en lo posible, de solucionar los múltiples problemas que se manifiestan día que pasa, poniendo en riesgo a la democracia. Sin favorecer a algún sector rural o urbano, allegado al oficialismo. Un gobierno con vocación de servicio para ricos y pobres. Pero sin dejar de pensar en la gente de la calle, en los desfavorecidos, en las mujeres que hacen de madre y padre. Buscar el bienestar de las personas, independientemente del origen, el género o la condición social. Sea de corbata, de overol o de abarcas, porque son descendientes de quienes hicieron posible la República de Bolivia, en 1825.
Garantizar una vida llevadera, en lo posible, cuando los problemas económicos, como bien sabemos, nos agobian. Que la escasez de dólares e hidrocarburos, que preocupa a gobernantes y gobernados, sea solucionada con un esfuerzo conjunto de privados y públicos. Es hora de que se imponga, ahora más que nunca, la alianza de ambas entidades. Que la tozudez no aliente ni propicie el retroceso. Que la pelea doméstica de los políticos, no sea una excusa para desatender los problemas nacionales. Tampoco que motive el desencuentro del conjunto de los bolivianos. Esa pelea no tiene trascendencia, simplemente resume la desesperación.
En suma: los hombres de Estado están conminados a prestar atención a los problemas más apremiantes del país, en la perspectiva de restablecer la paz y la certidumbre.

(*) “Recuperar la paz social es una tarea urgente”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 16 de junio de 2024.

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