domingo, junio 30, 2024
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Enfermedades y hambre en Sudán

Unicef alerta combinación letal de desplazamientos

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó ayer de una combinación letal de desplazamientos, enfermedades y hambre en Sudán a causa de la guerra que estalló en abril de 2023 entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y subrayó que la crisis que sufren los niños está empeorando en el país africano en pleno repunte de los combates en la ciudad de El Fasher, capital de Darfur Norte (oeste).

«La guerra está creando una combinación letal de desplazamientos, enfermedades y hambre: la tormenta perfecta para una hambruna inducida por el conflicto y la pérdida catastrófica de vidas infantiles», dijo la directora ejecutiva del organismo, Catherine Russell. «Con 17 millones de niños y niñas sin escolarizar, la guerra podría tener un impacto generacional en las vidas de estos niños y niñas», señaló.

Así, manifestó que más de un año después del inicio de esta brutal guerra, el dolor y el sufrimiento de los niños y de las niñas de Sudán siguen aumentando, en medio de un conflicto que provocó que catorce millones de niños, más de la mitad de los 24 millones de menores sudaneses, necesiten ayuda humanitaria urgente.

En este contexto, se calcula que más de 3.800 niños murieron o resultaron heridos desde el inicio del conflicto, con cerca de 400 víctimas infantiles en las últimas semanas por los combates en El Fasher. «Ya sea atrapados entre las líneas del frente, forzados a abandonar sus hogares o viendo cómo sus comunidades son destrozadas, las vidas de los niños y de las niñas dieron un vuelco», lamentó Russell.

«Se trata de la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo. Los niños y las niñas no empiezan las guerras, pero pagan el precio más alto. Necesitamos que el mundo sepa lo que les está ocurriendo a los niños y las niñas de Sudán e insistir en que todas las partes detengan la violencia y pongan fin a esta guerra», argumentó.

Naciones Unidas destaca que casi nueve millones de niños se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria y a la falta de acceso a agua potable, mientras que cuatro millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda y se calcula que 730.000 de ellos corren riesgo inminente de morir. A esto se suman un descenso de la cobertura de vacunación y los brotes de enfermedades como el cólera, el sarampión, la malaria y el dengue.

Rusell, que realizó una visita a Puerto Sudán, en el este del país, se reunió con varios menores que le explicaron su situación. Arig, de once años, describió que huyó de la capital, Jartum, y posteriormente del estado de Gezira. «La vida aquí es difícil», dijo. «Dejar Jartum me entristeció mucho», agregó la niña, que acude ahora acude a un Espacio Amigo de la Infancia gestionado por Unicef.

Malaz, de 15 años, trasladó a Russell que esperaba que sus padres, ambos profesores, pudieran conseguir trabajo para poder permitirse comer. «Teníamos una casa en Jartum. Era una casa pequeña, pero era nuestro hogar», dijo.

Unicef reclamó a las partes que pongan fin a las graves violaciones contra los menores, incluidos el asesinato y la mutilación, la violencia sexual, el reclutamiento en grupos armados y los ataques contra escuelas y hospitales, así como un alto el fuego y un acceso humanitario inmediato y sin restricciones. Además, reclamó la financiación de la respuesta humanitaria, para la que solicitó 840 millones de dólares (unos 786 millones de euros).

«Los niños y las niñas desplazadas en Sudán y los que huyeron a través de las fronteras me  dijeron que quieren las mismas dos cosas: volver a casa y que termine la guerra», señaló Russell, quien participó en un acto en Kenia para pedir medidas urgentes en favor de los millones de niños sudaneses cuyas vidas se vieron afectadas por la guerra.

Durante la jornada, el director general de la organización no gubernamental World Vision en Sudán, John P. Makoni, recordó que el conflicto fue el principal impulsor del hambre en la mayoría de las crisis alimentarias del mundo, algo que ocurre también en el país africano, y  apelo a medidas inmediatas para hacer frente a la situación.

«Las voces de la infancia sudanesa deben obligar a todos los actores humanitarios a pedir una resolución pacífica del conflicto para que se aborden las causas subyacentes del mismo. Nuestros niños y niñas ya tuvieron suficiente», dijo. «Decimos Basta. Ningún niño ni niña debería padecer hambre si todos actuamos ya», explicó Makoni.

USO DEL HAMBRE COMO ARMA DE GUERRA

Por otra parte, un grupo de relatores de Naciones Unidas denunciaron que tanto las Fuerzas Armadas de Sudán como las RSF están usando la comida como un arma y haciendo que los civiles mueran de hambre», en medio del bloqueo de la entrega de ayuda y las alteraciones de la temporada de cultivo por el conflicto.

«La extensión del hambre y el desplazamiento que se ven hoy en Sudán no tienen precedentes», manifestaron, antes de insistir en que «las Fuerzas Armadas de Sudán y las RSF deben dejar de bloquear, saquear y explotar la ayuda humanitaria».

«Los ataques deliberados contra trabajadores humanitarios y voluntarios locales socavaron las operaciones de ayuda, poniendo a millones de personas en mayor riesgo de morir de hambre», señalaron. «Los voluntarios locales están arriesgando su salud y sus vidas y trabajando a través de las líneas de batalla», explicaron.

En este sentido, abundaron en que los gobiernos extranjeros que dan apoyo financiero y militar a ambas partes en conflicto son cómplices del hambre, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra y sostuvieron que la difícil situación en Sudán requiere más visibilidad y una acción humanitaria acelerada.

«La ONU y los donantes internacionales deben reconocer los límites de la ayuda humanitaria internacional tradicional en el contexto de Sudán y ser más creativos dedicando más apoyo a las organizaciones humanitarias que trabajan localmente», explicaron.

«A pesar de los desafíos, las iniciativas comunitarias de ayuda mutua encabezan en la actualidad los esfuerzos de entrega de alimentos, particularmente a través de salas de respuesta a emergencias, que sirven millones de comidas diariamente», dijo, antes de reiterar que «es imperativo que la ONU, los donantes internacionales y los Estados aceleren los esfuerzos para aliviar el sufrimiento de millones de sudaneses que enfrentan la hambruna».

La guerra estalló el 15 de abril de 2023 a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar –ahora declarado como una organización terrorista– en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento definitivo de la transición abierta en 2019 tras el derrocamiento del régimen de Omar Hasán al Bashir. (Europa Press)

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