El Día de la Marraqueta se celebra hoy, con el objetivo de revalorizar uno de los símbolos paceños. Como parte de la conmemoración, panificadores y las caseras prepararán la marraqueta “más grande del mundo” con, al menos, dos metros de longitud.
“Mañana (por hoy) a las 10 de la mañana, en la plaza Tejada Sorzano, frente al estadio, estamos haciendo la marraqueta más grande de La Paz. Los invitamos a todos. Además, felicitar a todos los paceños”, señaló la presidenta del Concejo Municipal de La Paz, Lourdes Chambilla.
Hace poco, el pan de batalla fue declarado Patrimonio Cultural del municipio y la celebración preparada es parte de la agenda de las Fiestas Julias. En el evento, se podrá disfrutar además de todos los acompañamientos de la marraqueta.
“La semana pasada se aprobaron dos proyectos de ley como regalo a la ciudad de La Paz. Uno es celebrar la marraqueta y segundo que todos los paceños realicen el embanderamiento en empresas, movilidades, puestos de venta, que todo esté con el verde esmeralda y rojo punzón”, indicó la legisladora.
Paceños y no paceños destacan lo crocante de la marraqueta que acompañada de café con queso, o sultana con sándwich de palta, con carne molida, asado con chorrellana o huevo con chorrellana, se convierte en un manjar para el paladar más exigente.
Además, del 8 al 13 de julio, se desarrollará la feria de la marraqueta y otros panes en la plaza Alonso de Mendoza, donde también estará una marraqueta gigante.
ALGO DE HISTORIA
De acuerdo con el concejal municipal de La Paz, Javier Escalier Orihuela, hace años, la mejor marraqueta era producida en la fábrica Figliozzi, “quién no recuerda a la sirena que sonaba con insistencia al medio día y se hacía escuchar en toda la ciudad. El sonido provenía de la fábrica Figliozzi -ubicada entre las calles Almirante Grau y Zoilo Flores- justo a las 12:00, la hora del almuerzo, que alertaba a sus empleados y a toda La Paz. Allí se producían las mejores marraquetas, las más crujientes y populares de la ciudad. Desde entonces ya se exportaban a muchas partes del país y el mundo para saciar apetitos de exigentes paladares”.
La marraqueta, ha sido declarada por el Concejo Municipal de La Paz, como “Patrimonio Cultural de La Paz”.
Este alimento de primera necesidad y compañía infaltable en nuestra mesa; ha llegado a constituirse con el tiempo en un símbolo de la identidad de los paceños. Se la elabora en base a harina blanca de trigo, agua, levadura y sal; el toque final lo da el maestro panadero con un corte longitudinal, que tradicionalmente se lo hacía con una hoja de “Gillette”, y que le imprime su característica cresta dorada, con la que se ha hecho famosa mundialmente.
La marraqueta forma parte de un clásico menú, infaltable acompañando al plátano y la “papaya Salvietti”, una sopa de fideo o un delicioso fricasé.
Según Escalier, en la década de los 80’s, cuando la situación económica del país colapsó, este alimento básico fue el fiel sustento de todas las familias. En esas difíciles circunstancias que nos tocó vivir, la principal preocupación de la población era llevar al hogar, por lo menos un poco de pan. Los de aquellas épocas recordarán las largas filas que se hacían para recibir a través de un estricto control con las “célebres” fichas, una dosificación del preciado pan, de acuerdo al número de integrantes de cada familia.
La marraqueta pasó a denominarse “pan de batalla”, porque combatía el hambre. Este “pan nuestro de cada día”, horneado de manera artesanal en fogones construidos de ladrillo, barro y arcilla, reapareció en variadas formas, ya sea como las populares sarnitas, roscas, cachitos, kolisas, kauquitas, hallullas, pero sin dejar de perder la principal cualidad: su economía.
Por eso, “sin duda, la distinción patrimonial se traduce en un justo reconocimiento a los maestros panaderos que a través de generaciones han mantenido viva esta tradición. La de llevar a todos los hogares bolivianos desde las primeras horas del día este indispensable alimento”, señaló.