Nuestro país encabeza el ranking de empleos en el sector informal de su economía. Según un reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), existe casi 85% de informalidad laboral en Bolivia. Es cierto que todos los países tienen actividades económicas informales, pero en el nuestro, como en pocos, esa actividad está en constante incremento.
Georg Dufner e Iván Velásquez-Castellanos, coordinadores del libro “Economía informal e informalidad en una sociedad multiétnica”, señalan que la cotidianidad lo está demostrando: los trabajadores de la economía informal se enfrentan habitualmente a riesgos más elevados de pobreza que los trabajadores de la economía formal. Como resultado de estos y otros factores, hay una coincidencia significativa, aunque no llega a ser total, entre el trabajo en la economía informal y el hecho de ser pobre y vulnerable.
Antes de la pandemia, ocho de cada 10 personas ocupadas tenían empleos inestables, sin seguridad social, con bajos ingresos, este hecho se ha profundizado con la pandemia, haciendo que la informalidad esté en casi todas las actividades, lo que hace más difícil el trabajo de formalizarlos.
Como lo dije en un anterior comentario, los emprendedores bolivianos que desean constituir una empresa legalmente establecida tienen que vencer 14 pasos burocráticos en varias instituciones para tener todos los “papeles en orden”. Esta realidad solo es superada por Venezuela, y contrasta con Perú y Colombia, donde solo se necesita 6 pasos, en Chile 7, en Uruguay 5 y en Paraguay 7.
La falta de una política salarial coherente castiga a las empresas legales con incrementos poco realistas, que a la larga se traducen en el cierre de empresas legales y el consecuente incremento de la informalidad.
Según la CEPAL, hay cada vez mayor consenso entre los investigadores del mundo en que el término sector informal abarca «las acciones de los agentes económicos que no se adhieren a las normas institucionales establecidas o a los que se niega su protección. Incluye todas las actividades generadoras de ingresos no reguladas por el Estado en entornos sociales en los que sí están reguladas actividades similares. Con el término genérico de economía informal se distingue cuatro subformas:
– La economía ilegal: que abarca la producción y distribución de bienes y servicios prohibidos por la ley. Comprende las actividades como el narcotráfico, la prostitución y los juegos de azar ilegales.
– La economía no declarada: que consiste en la realización de acciones que «soslayan o evaden las normas impositivas establecidas en los códigos tributarios». El monto de los ingresos que se debería declarar a las autoridades impositivas, pero no se declara, representa un ejemplo sumario de este tipo de economía subterránea.
– La economía no registrada: que comprende las actividades que transgreden los requisitos de los organismos estadísticos del Estado en materia de declaración. Su medida estricta es el monto de los ingresos que se debería registrar en los sistemas de cuentas nacionales, pero no se registra.
– La economía sumergida: que abarca las actividades económicas que hacen caso omiso del costo que supone el cumplimiento de las leyes y las normas administrativas que rigen las «relaciones de propiedad, el otorgamiento de licencias comerciales, los contratos de trabajo, los daños, el crédito financiero y los sistemas de seguridad social» y están excluidas de la protección de aquéllas.
Para reducir la informalidad se debe promover la creación de fuentes de empleo, otorgando incentivos tributarios, reduciendo la carga laboral y facilitando financiamiento a los nuevos emprendimientos innovadores, porque las generadoras de empleo formal, son las empresas privadas.
El contrabando está relacionado e incrementa la economía informal. Muchas grandes fortunas se esconden detrás de la informalidad.
El autor es Economista, licenciado en la UMSA, con Post Grado; Doctorado Ph.D en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE (Academia Boliviana de Ciencias Económicas).