miércoles, diciembre 4, 2024
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Neurociencias aplicadas a la vida diaria

Continuando con la mejor forma de introducir la aplicación de las neurociencias en la vida de cada persona, con la finalidad de hacer más real y más cotidiana este enfoque y estas herramientas. Veamos la segunda acción.

 

2° Acción – Valerse de las artes para favorecer procesos cognitivos y generar atención hacia el aprendizaje

 

Las necesidades educativas actuales dieron un brindo muy significativo hacia adelante, marcando un desafío para responder con innovación al proceso enseñanza–aprendizaje, tanto para docentes como para estudiantes. Este nuevo enfoque educativo, debe partir desde la capacitación inicial en ciertos temas poco estudiados o ignorados por mucho tiempo, hasta la actualización profesional a mano de la ciencia sobre otros temas tan esenciales y urgentes para encarar la vida. Estamos ante un nuevo paradigma educativo que está evolucionando y tomando distancia de las tradiciones educativas profundamente enraizadas en la enseñanza y que tienen lamentables influencias negativas en el aprendizaje.

 

Las metodologías de enseñanza-aprendizaje adoptadas habitualmente en los diferentes niveles de la educación, desde la formación preescolar hasta la educación superior, están llamadas en efecto, a sufrir cambios profundos o ser eliminadas al interior de las prácticas docentes. Hoy, gracias a las investigaciones y el dialogo interdisciplinario entre las ciencias cognitivas y las neurociencias, la educación está gestando un verdadero cambio.

 

El neuroaprendizaje es una disciplina que combina la psicología, la pedagogía y la neurociencia para explicar cómo funciona el cerebro en los procesos de aprendizaje. En la actualidad, se cuenta con elementos para saber cómo aprende el cerebro humano en general y se tienen herramientas para descubrir cómo aprende cada cerebro individual. Estas herramientas posibilitan cubrir todos los estilos de aprendizaje, todas las inteligencias, los distintos canales de representación sensorial y formas de enfrentar desafíos. Existen períodos sensibles en el desarrollo cognitivo del ser humano relacionados con el aprendizaje, el cual se da en las primeras etapas de la vida, que van desde el nacimiento hasta los tres años donde se considera que se crean más conexiones sinápticas, sin embargo, este período se extiende hasta los diez años. Agrega Loja (2015) que un ejemplo de esto es la facilidad para aprender los diferentes idiomas entre otros, sin embargo la neurogénesis ha demostrado que todos pueden aprender en cualquier momento de la vida.

 

Como punto de partida para vincular cerebro y aprendizaje, se debe empezar por conocer algunas características fundamentales del cerebro humano. El proceso de aprendizaje involucra todo el cuerpo y el cerebro, quien actúa como una estación receptora de estímulos y se encarga de seleccionar, priorizar, procesar información, registrar, evocar, emitir respuestas motoras, consolidar capacidades, entre otras miles de funciones. El proceso de desarrollo cerebral es gradual y por ello las propuestas de aprendizaje deben ir de lo más simple y concreto a lo más abstracto y complejo. Dentro de los procesos cerebrales implicados en el aprendizaje que se ponen en funcionamiento cuando el hombre observa, lee, escucha, mira son: percepción, atención, pensamiento, memoria, lenguaje. Al respecto Fuenmayor (2008), aclara que los procesos cognitivos desempeñan un papel fundamental en la vida diaria. El hombre, todo el tiempo, está percibiendo, atendiendo, pensando y utilizando la memoria y el lenguaje. Juntos, estos procesos cognitivos constituyen la base a partir de la cual se entiende el mundo. También subyacen al funcionamiento cognitivo más sofisticado como lo es la lectura, la comprensión social o las creencias.

 

Cuando se habla de neuroaprendizaje no se puede dejar de hablar de las emociones, y específicamente, de la inteligencia emocional (IE), término propuesto por Goleman (2009). Este concepto va en contraposición con el de cociente intelectual (CI), puesto que la IE prepara al individuo para las situaciones de convivencia, adaptación, regulación del humor, manejo de los impulsos entre otros, mientras que el CI, es la inteligencia académica. No obstante, las dos son básicas para el aprendizaje y no se debe desconocer especialmente la IE, en los procesos de enseñanza. Lo que importa no es solo el Coeficiente Intelectual sino la Inteligencia Emocional.

 

En la educación el arte tiene un papel fundamental, ya que es una de las expresiones esenciales que reflejan la capacidad creadora del hombre para expresar y comunicar su sentir y pensar mediante diversas expresiones artísticas. De acuerdo con Eisner E. (2002) el arte es una manera de crear nuestras vidas ampliando nuestra conciencia, conformando nuestras actitudes, satisfaciendo nuestra búsqueda de significado y compartiendo una cultura con los demás. Por eso la experiencia estética posibilita una reconstrucción de la realidad propia a través de la manera en que afloran sentimientos, sensaciones y pensamientos, como parte de la experiencia de vida.

 

El arte en la educación demanda una gran importancia, ya que se puede lograr que las actividades artísticas propicien conocer y explorar nuevas posibilidades de expresarse y aprender de sí mismo y de los otros. Para que los docentes comprendan la riqueza que representa incluir en sus estrategias pedagógicas actividades de expresión artística, es importante que ellos mismos experimenten procesos creativos en situaciones de formación, de manera que vivan la experiencia de apreciar obras artísticas y poner a prueba sus posibilidades como conocimiento y percepción de la realidad cotidiana que viven sus alumnos.

 

El arte como medio generador de gozo y asombro permite vivir naturalmente en el espacio ilimi­tado de una dimensión mágica sin tiempo, en donde todo es posible ya que no diferencia realidad, sueño y fantasía. El dibujo, la música, la danza y otras expresiones artísticas ofrecen ese espacio mágico donde alguien es capaz de descubrir el mundo interior de sus emociones.

 

La construcción de experiencias relacionadas con el arte requieren de un facilitador con destre­za: en el tema, pero sobre todo, con sensibilidad artística. El gozo y el asombro, digámoslo así, son transmisibles. La inteligencia musical, espacial y corporal kinestésica destacan entre las inteligencias múltiples asociadas a las bellas artes.

 

La Pedagogía que utiliza la música, el canto, el dibujo, la pintura, el modelado, la danza, el mimo o teatro, entre otros como un medio de enseñanza y crecimiento personal. La educación por el arte se contrapone a la educación para el arte, la cual enfatiza el desarrollo de destrezas vinculadas a la expresión artística.

 

La expresión personal por medio del arte

 

  • Los diferentes medios de expresión artística son lenguajes de sentimientos, anhelos y deseos que permiten identificarse con aspectos de la sensibi­lidad perceptiva.
  • La música es un lenguaje universal de melodías, ritmos y sonidos.
  • El dibujo y la escultura son lenguajes de formas, dimensiones, proporciones, colores y texturas.
  • La danza es un lenguaje corporal y anestésico.
  • Expresar la misma idea o emoción, en diferentes lenguajes artísticos, desarrollará la creatividad e ima­ginación de cualquier persona, pero principalmente de los niños.

 

Pasos pedagógicos para la educación por el arte

 

Señalaremos tres principios básicos de la educa­ción por el arte:

 

  1. Desarrollo de la sensibilidad para percibir, eva­luar, diferenciar y disfrutar formas, tamaños, colores, texturas, melodías, movimientos y espacios. En este proceso de sensibilización juegan un papel fundamental los facilitadores, quienes deberán tener la capacidad de trans­mitir, gozar y asombrarse de las expresiones artísticas.

 

  1. Desarrollo de la capacidad de expresar y comunicar a través de los distintos medios artísticos. Para ello, se requiere disponer de un espacio, materiales y estímulos necesarios, para que por medio de la práctica se perfeccionen las destre­zas, y finalmente pueda expresarse y comunicarse con fluidez.

 

  1. Desarrollo de facultades creadoras relacionadas con determinadas expresiones artísticas. Una vez que se conoce el resultado de la com­binación de varias destrezas, se puede experimen­tar con ellas, dándoles una nueva forma a su expresión artística. En el desarrollo de estas facultades creadoras juega un papel fundamen­tal el juego.

 

Las consideraciones anteriores son importan­tes, pues no hay educación por el arte sin una sensibilización previa, y no hay creación posible si antes no se desarrollan la capacidad de expresión y comunicación. Pero ante todo es necesario tener siempre en cuenta que el arte es recreación y creatividad que nace en espacios lúdicos y ambientes alegres.

 

En conclusión “al propiciar nuevas formas de ver el mundo, el arte fortalece las habilidades sociales y cognitivas, pues el en aprecio de expresiones artísticas con registros diferenciados se ponen en juego valores y significados compartidos; así como un pensamiento más flexible para construir formas de relación más creativas, en la intersubjetividad”.  (Hernández 2007)

 

El arte se elabora en la producción, reconocimiento y negociación de significados que provoca una experiencia artística, con todos los valores educativos, simbólicos y performativos que posee para integrarse en cada historia de vida y en cada biografía personal, transformando la manera de sentir y de pensar, de mirarse y de mirar como forma de presentar y entender una educación, en la que los alumnos aprendan a dar cuenta de las indagaciones en las que dan sentido al mundo y a sus relaciones recíprocas con otros y consigo mismos.

 

En otras palabras, en el campo de la educación el proceso creador es formativo porque supone un proceso de de-codificación de saberes, de reelaboración de significados y creencias en una perspectiva transformada del quehacer docente, y si bien el arte no es la vía directa a los conocimientos pedagógicos que los docentes requieren, sí puede ser un detonante, al despertar el interés sobre otras perspectivas de conocimiento, de enriquecimiento de su capital cultural, donde la fuerza del elemento estético puede desatar procesos de reflexión y cambio en su práctica cotidiana.

 

“La educación por el arte proporciona espacios para la utilización de los recursos cognitivos-afectivos y conductuales que un niño requiere para resolver situaciones cotidianas de interacción social, ello dependerá de la percepción de sus propias habilidades para generar alternativas de solución frente a un problema, para regular sus emociones, para pensar en las consecuencias de cada acción y, finalmente, para adoptar la mejor decisión”. (Eisner, 2002)

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