En el discurso que emitió el presidente Luis Arce Catacora con motivo de los 199 años de fundación de la República de Bolivia, en acto realizado en la ciudad de Sucre, anunció que paralelamente a las elecciones judiciales por voto popular, se haría un referéndum para tratar tres temas: la reelección presidencial, la subvención a los combustibles y la distribución de escaños legislativos.
Son asuntos que actualmente causan preocupación general, pues cambios en uno u otro sentido pueden provocar conflictos sociales de gravedad. En el primer caso, porque arcistas y evistas pugnan por imponer a Luis Arce o Evo Morales como candidato del MAS para las elecciones generales del año 2025. En el segundo, porque dejar de subvencionar combustibles implicaría elevación de precios, afectando la economía popular. Pero no hacerlo, supondría mayor déficit fiscal y dependencia de créditos externos, que tienen límites. Mientras que la distribución de escaños legislativos, que depende de las cifras del censo 2024, significará que algunas regiones sean favorecidas y otras pierdan algunos, lo que puede ser motivo de discordia.
Según el presidente Arce, en referéndum el pueblo decidiría si se mantiene o no la subvención a los hidrocarburos, si se modifica la cantidad de escaños en el Legislativo, según datos del Censo de Población y Vivienda 2024. También la población determinaría sobre la “reelección continua o discontinua del presidente y vicepresidente” del país.
Cabe recordar que el 21 de febrero de 2016 se realizó un referéndum constitucional para aprobar o rechazar el proyecto de modificación constitucional a fin de que el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera puedan ser reelectos. El “No” ganó con 51,30% de los votos. Pero esta decisión popular no fue respetada por Morales, que logró volver a postular con el argumento de que la reelección es un “derecho humano”. Lamentablemente, esta falta de respeto a la determinación del Soberano no ha sido investigada ni sancionada y el señor Morales pretende volver a gobernar, con total falta de ética y de palabra.
Hoy, el MAS olvida que está en el poder desde 2006, con una breve interrupción por un gobierno transitorio, y que es responsable de todas las políticas económicas aplicadas desde entonces, con el denominativo de modelo económico productivo. En consecuencia, no corresponde deslindar graves errores cometidos y pasar la responsabilidad de afrontar problemas, como la escasez de dólares y combustibles, el crecimiento del déficit fiscal, la tendencia masista de aferrarse al poder, entre otros, a la población que, en su mayoría, es víctima del derroche gubernamental masista de enorme cantidad de recursos económicos obtenidos por la venta de gas a países vecinos.
Sin duda, es deber de los gobernantes hallar soluciones, porque para eso han sido elegidos. Por ello se espera medidas acertadas para evitar conflictos sociales que deriven, por ejemplo, en bloqueos de caminos, que agobian a productores, comercializadores y consumidores.
Detestable forma de eludir obligaciones
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