En ocasión de conmemorar los 215 años de independencia de la República del Ecuador, la embajadora Miriam Esparza y su esposo, Bruno Jouannem, depositaron una ofrenda floral en el Mausoleo del Mcal. Andrés de Santa Cruz y Calahumana, en ceremonia efectuada en plaza Murillo. Posteriormente, ofrecieron una recepción social en su residencia de Calacoto.
Ante decenas de invitados, la anfitriona pronunció un elocuente discurso destacando la relación de alto nivel entre Ecuador y Bolivia, «dos países hermanos que mantienen una política de respeto a su soberanía e identidad cultural, y que trabajan por la supremacía de los valores humanos y reafirman su fe en la democracia», dijo la diplomática a tiempo de resaltar que «una de las principales fortalezas es que compatimos una misma visión en la esfera multilateral de cara a los grandes desafíos mundiales en temas prioritarios como la protección de los ecosistemas terrestres y otros». Sin embargo, -dijo- que hay muchos retos por delante y esto solo será posible si mantenemos un diálogo abierto y franco entre nosotros respetando nuestras diferencias, pero también rescatando lo que nos une: una historia en común, puntualizó la Jefa de la legación ecuatoriana.
En la cita meridiana, la embajadora Esparza lució un elegante vestido en color rojo, elaborado en Baby alpaca.
Se trataba de un diseño de la afamada firma boliviana BCP, que lidera Deanna Canedo Patiño. El outfit llevaba un delicado bordado diente de león (que representa la esperanza y la unión) en cuello y puños, en tonos amarillo y azul como complemento del vestido rojo para destacar los colores de la enseña ecuatoriana.
En el menú del buffet fueron muy apetecidos los camarones y licores ecuatorianos, estos últimos en la sobremesa, pero también se disfrutó de un café y chocolates.
