Vagas ofertas para salir de la crisis

No sin dificultad es posible encontrar en los medios de comunicación de tendencia oficialista, páginas enteras y costosas de publicidad, en la cuales autoridades del Estado Plurinacional hacen conocer informaciones acerca de proyectos para enfrentar la crisis económica, social y política que atraviesa el país. Se trata de referencias que tratan de cambiar la opinión objetiva de la opinión pública sobre diversos temas. Tratan de calmar el estado de nervios de la población y sofocar sus reclamos diarios.
Esta costosa propaganda del gobierno de turno se apoya en políticas oficiales, pero, en todo caso, las medidas anunciadas si bien a simple vista son halagadoras, en su trasfondo se encuentra que son solamente publicidad y palabras que se las lleva el viento.
Una de esos avisos, después del “Diálogo Nacional por la Economía y la Producción”, dice que el Gobierno está “garantizando la estabilidad económica” y menciona 17 puntos poco concretos que aseguran que todo marcha viento en popa y a toda vela y que ya se vislumbran paisajes sonrientes que podrían ser, a lo más, ilusiones ópticas, como las que perciben los viajeros perdidos de Egipto.
Pero retornando a la realidad y dejando de lado la lectura de esa propaganda, en la misma se encuentra un fondo engañoso o simplemente ninguno se encuentra, como en el caso de la página de publicidad mencionada. En efecto, es posible hallar que los numerosos puntos que detalla son ofertas abstractas y nada tienen de sustancial y tampoco resuelven algo. En efecto, esas ofertas para garantizar la economía nacional son secundarias y no ofrecen solución para los grandes problemas actuales. Se refieren a exportaciones, comercio, inversiones y asuntos de mínima cuantía.
Esas ofertas al nada resolver se desvanecen sin tardanza. Y con esos ofrecimientos pequeños son olvidados los asuntos determinantes, vale decir que se busca los efectos, no las causas.
Por otro lado, no se toma en cuenta los asuntos fundamentales, que son la causa de los problemas, lo cual, además, deja ver que en las altas esferas de la burocracia oficial prevalecen la insensibilidad y el conformismo. Se desprecia asuntos de primera magnitud que tienen que ver con sectores de mineros, industriales, agrarios, etc., sin cuya atención no se puede avanzar como se espera.
Pero, principalmente, es posible comprobar que el gobierno se limita a asuntos de comercio, a pesar de que la producción es el punto de partida en economía y que debe enfocar cualquier gobierno para enfrentar una crisis. Es más, se descubre que los que manejan las riendas del Estado solo tienen conocimientos de lo secundario o no quieren enfrentar al toro por las astas. Para ellos no existe la categoría de producción y si ni siquiera la tocan, por lo que están condenados a sufrir mayores padecimientos, o bien a mostrar su ignorancia en materia de economía.