Ola de mendigos y pobreza general

Una ola de mendigos ha aparecido en las calles de la ciudad de La Paz y otras del interior del país, para copar las aceras y sitios públicos, a fin de conseguir alguna ayuda para sobrevivir en el día y llevar pan a sus familias. En muchos casos, son personas que han quedado sin trabajo, provienen del medio rural o no tienen otro recurso que parapetarse en los centros urbanos para esperar la piadosa mano de los transeúntes. Algunos de éstos pasan indiferentes y otros se conmueven ante el drama y depositan algunas monedas en los recipientes que están al lado de los indigentes.
En estado de pobreza se encuentran muchos en el territorio nacional, por el despilfarro económico e imprevisión de gobiernos que manejaron las riendas del país desde hace casi veinte años. El actual gobierno muestra desesperación por conseguir recursos económicos para atender sus necesidades internas y externas, Por ello busca apoyo en entidades privadas nacionales, pero que también luchan en medio de la crisis económica. Asimismo, el gobierno se empeña en hacer aprobar créditos externos en la Cámara de Diputados, a fin de disponer de fondos para obras públicas comprometidas y con las que se podría dar trabajo a alguna cantidad de personas.
Pero no solo la mayoría de la población del país soporta una difícil situación económica, sino que también empresarios enfrentan problemas, como el contrabando, que implica competencia desleal, al ofrecer productos con precios bajos. A ello se suma la falta de dólares, todo lo cual está conduciendo a empresas privadas a la quiebra o a asumir medidas extremas, como la reducción de operaciones y personal, o la migración a otros países.
Se suma a este dramático estado de cosas, que otros países ven la situación boliviana con indiferencia. Algunos de ellos ofrecen ayuda, pero ésta, a lo más, es política, dentro de bloques de naciones en decadencia y que están igual o peor que Bolivia. Es necesario recordar que las ayudas políticas sirven de poco en los hechos.
Sobre mojado, llovido. La economía del Estado Plurinacional se encuentra en estado de agonía con las bajas de precios en la minería, las dificultades de la industria nacional, la desaparición paulatina de la agricultura occidental, el congelamiento del turismo, etc., aparte de incendios de bosques y crisis climática que ha producido sequías. Por otro lado, el mismo aparato estatal sufre problemas económicos porque debe mantener a casi 600 mil burócratas insensibles y satisfechos.
Ante ese panorama se puede concluir que nuestro país ha tocado fondo y lo más grave es que no hay solución a la vista, por la quiebra del aparato estatal, por el falso apoyo internacional que se limita a ofertas políticas condicionadas y, finalmente, por el errático manejo de la economía. Solo reluce la publicidad oficial que, ante la situación, afirma que “todo está mejor que nunca”, “que ya vienen la prosperidad” y otras delicias del “socialismo del Siglo XXI”.