Biotecnología para producción agrícola

A raíz de recientes reuniones entre el gobierno de turno y representantes del sector agropecuario del oriente, para tratar el uso de biotecnología en la producción agrícola y pecuaria de varias regiones del país, se requiere abordar varios aspectos de ese tema. Desde la parte solicitante, la empresarial, se aduce que con biotecnología se aportaría más al desarrollo nacional. Que la productividad agrícola nacional es muy baja y no garantiza la producción de biodiesel en cantidad suficiente. Además, que los precios de pesticidas y agroquímicos son altos, lo que causa menor rendimiento y poco acceso a mercados externos.
En el caso de los biocombustibles, en nuestro país para contar con estos nuevos energéticos se demanda mayor cantidad de terrenos para contar con vegetales como maíz, caña de azúcar y otros. Esta ampliación agrícola implicaría habilitar tierras, con el riesgo de que incluso sean afectadas áreas naturales protegidas, por incursiones furtivas de depredadores.
Mientras que, en países vecinos, la producción de bioetanol se expandió sin deforestar ni reemplazar la producción de alimentos, al ser reutilizadas áreas de pasturas degradadas. Es decir, en un caso, para plantaciones de caña de azúcar destinadas a la producción de biocombustible. También para no aumentar desproporcionadamente la cantidad de zonas de pastoreo, se tiende a pasar de la ganadería extensiva a la ganadería confinada, dejando tierras para la agricultura sostenible, sin deforestar ni talar vegetación.
En cuanto a los alimentos transgénicos, son resultado de incorporación de genes de otro organismo para producir las características deseadas. Se afirma que, mediante biotecnología, los cultivos quedan libres de virus, insectos y malas hierbas y resultan más nutritivos. Que la modificación genética puede atenuar su deterioro durante el almacenamiento o transporte. Son de mayor tamaño y por ello más rentables. Las cosechas son más resistentes a plagas, heladas, calor extremo o sequía, etc.
Sin embargo, el cruce de genes puede provocar que las bacterias se hagan resistentes a los antibióticos. Como hongos y virus mutan para protegerse, pueden aparecer especies desconocidas y afectar a ecosistemas. Por otra parte, no todos los agricultores podrían adquirir semillas modificadas, por su elevado precio.
También preocupan las informaciones sobre que alimentos transgénicos ya están circulando en el país, pues su control es muy difícil, ya que no contamos con organismos especializados para que garanticen que tales productos no tengan aditivos artificiales o que para producirlos se haya usado biocidas prohibidos.
En todo caso, habiendo leyes que prohíben la “importación, producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y elementos tóxicos que dañen la salud y el medio ambiente”, el tema merece un cuidadoso análisis, con apoyo especializado, particularmente en el caso de alimentos.