lunes, septiembre 2, 2024
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La economía naranja y el turismo cultural

Abraham Coaquira

La economía naranja, también conocida como economía creativa, se basa en la creación de valor a partir de la creatividad, el talento y el conocimiento. Este modelo económico ha ganado relevancia global al fomentar el desarrollo económico mediante la innovación y la producción de bienes y servicios culturales. En un entorno cada vez más enfocado en el valor intangible, la economía naranja se destaca por su capacidad para transformar ideas en productos que no solo aportan valor económico, sino que también enriquecen la vida cultural y social.
En este contexto, el turismo se erige como un componente crucial de la economía naranja. No solo contribuye al crecimiento económico mediante la generación de ingresos y empleo, sino que también facilita la promoción y preservación del patrimonio cultural. La incorporación de elementos creativos y culturales en la oferta turística diversifica las experiencias de los visitantes y refuerza la identidad cultural local. El turismo creativo, impulsado por la economía naranja, estimula la inversión en infraestructura cultural y turística, apoya a artistas y creativos locales, y fomenta un desarrollo sostenible al atraer a un público que valora experiencias auténticas y culturales.
La economía naranja se articula en torno a tres dimensiones principales: creación, goce y entorno. La dimensión de creación abarca la interacción entre ideas, modelos de negocio y agentes que transforman la creatividad en bienes y servicios. La dimensión de goce se refiere a la validación y consumo de estos productos a través de diversos canales comerciales y no comerciales, como medios de comunicación y plataformas digitales. Finalmente, la dimensión de entorno implica las regulaciones e institucionalidad necesarias para facilitar la convivencia y la gobernanza en un contexto de recursos limitados y distribuidos de manera desigual.
El ecosistema naranja se compone de una red de actores clave que interactúan para regular la producción, difusión y consumo de bienes y servicios creativos. Este ecosistema incluye el sector público, responsable de la legislación y administración de justicia; el sector privado, que abarca a individuos y empresas dedicadas a la creación y presentación de obras; y la sociedad civil, que actúa como consumidor final. La cooperación entre estos actores es fundamental para el funcionamiento eficaz de la economía naranja, ya que cada uno desempeña un papel esencial en el apoyo y promoción de la creatividad y la producción cultural.
La aplicación de la economía naranja al turismo se manifiesta en la integración de innovación y creatividad en la creación y gestión de contenidos turísticos. Los modelos de negocio creativos están transformando el sector turístico al cambiar la forma en que se conceptualizan y presentan las ofertas turísticas. La economía naranja impulsa la creación de experiencias únicas y personalizadas que no solo atraen a los turistas, sino que también destacan la identidad cultural de los destinos. Estos modelos innovadores permiten ofrecer productos y servicios que combinan elementos culturales, artísticos y de entretenimiento, enriqueciendo así la oferta turística y la experiencia del visitante.
Las nuevas tecnologías desempeñan un papel crucial en esta transformación. La tecnología digital ha cambiado significativamente la promoción y gestión del turismo. Las plataformas digitales, redes sociales y herramientas de marketing en línea han modificado la manera en que se comunican y comercializan los destinos turísticos. Estas tecnologías facilitan el acceso a información y experiencias en tiempo real, permiten la personalización de ofertas y fomentan una mayor interacción entre turistas y proveedores de servicios, mejorando la visibilidad y optimizando la gestión de reservas y la experiencia del usuario.
Las cadenas de valor en el turismo reflejan el proceso completo desde la creación hasta el consumo de productos turísticos. Su adaptación al contexto de la economía naranja es esencial para comprender cómo se generan y entregan experiencias valiosas. La cadena de valor turística abarca varias fases, incluyendo la concepción de ideas innovadoras, la creación de contenidos y servicios, la distribución a través de canales comerciales y el consumo por parte de los turistas. Esta cadena, intensificada por la economía naranja, incorpora elementos creativos y culturales en cada etapa, alineándose con las demandas y expectativas del mercado.
La retroalimentación y la gobernanza son fundamentales en el desarrollo del turismo creativo. La retroalimentación permite ajustar las ofertas turísticas según las experiencias y opiniones de los consumidores, facilitando la mejora continua. Las políticas de propiedad intelectual son cruciales para proteger las creaciones culturales, garantizando el reconocimiento y respeto de los derechos de los creativos y artistas. Estas políticas fomentan la innovación y la calidad en el sector turístico, asegurando un entorno justo para la producción y distribución de contenidos y apoyando el crecimiento y la sostenibilidad del turismo creativo.
Las políticas para el desarrollo del turismo naranja son esenciales para potenciar el crecimiento y la sostenibilidad de la industria turística creativa. Las políticas de oferta deben abordar las necesidades de financiamiento y apoyo mediante subsidios y asistencia financiera, así como regímenes tributarios especiales para fomentar inversiones en el sector. Las políticas de demanda deben centrarse en aumentar la visibilidad y el atractivo de las ofertas turísticas mediante campañas publicitarias efectivas y la creación de incentivos para atraer a más visitantes. Las políticas sistémicas y de formación deben promover la colaboración entre diferentes sectores y la formación de capital humano con programas educativos enfocados en la creatividad y la gestión turística.

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