Virus chino: luto y descomunal gasto

En la hora de elaborar un detalle sobre todos los gastos monetarios que origina el denominado virus chino –aunque en primer lugar se debe evaluar el luto que viene ocasionando a raíz de la mortandad que deja a su paso por el orbe– con seguridad que, en el primer caso, se puede afirmar que son incalculables. Así lo demostrarán las cifras que pueda presentar cada país. Sobre el nuestro, que se sepa, quizá no se tiene siquiera una aproximación en torno a cuánto dinero se ha gastado en esa batalla contra la pandemia, aunque ya imaginamos que es considerable.
Decimos que quizás no se puede cuantificar, dado que el análisis tiene que ser integral, o sea comenzando por lo que tuvo que erogar una familia con el fin de curar a un contagiado con ese mal, hablando de aquellas que no disponían de un seguro de salud, y aunque así hubiese sido, el mismo no pudo cubrir, puesto que los centros médicos estaban colapsados, razón por la cual tuvo que acudir a galenos y clínicas particulares. Respecto al Estado, creemos que sí se tiene cifras sobre la adquisición de equipos, insumos, materiales, habilitación pronta de otros ambientes en hospitales, oxígeno, sueldos, etc., y, claro, dejando a un lado lo que han significado negociados y compras con sobreprecio de aquello.
En cuanto a la mortandad que ocasiona, sí se tiene datos exactos, aunque en esto se da el caso que hasta hubo entierros clandestinos, que no entraron en las estadísticas. A nivel mundial, inclusive, se conoce con cierta precisión el número de fallecidos por el invisible enemigo y verdugo.
Ahora bien, la pregunta del millón es ¿quién se hace cargo de reembolsar toda esa sangría económica cuantiosa que virtualmente dejó en la miseria a grandes segmentos de la sociedad boliviana, sólo hablando de Bolivia? Hace rato algún especialista, entendido en el tema de la seguridad social, como es el Lic. Jaime Peña Cano, ha planteado que las autoridades gubernamentales deben hacer un resumen de todos esos egresos, no previstos por las familias, y exigir al gobierno chino que reembolse o indemnice por tales gastos, por cuanto en ese país se originó el coronavirus, y no hicieron mucho para evitar que se propague al resto del mundo. Y se da el caso que se diseminó, accidental o intencionalmente, señala, y hoy les permite ganar excepcionales sumas de dinero con la venta de vacunas, equipos, e insumos de bioseguridad. ¿Podrá ser realidad ese resarcimiento, reembolso o indemnización?
Mientras, el letal asesino continúa cobrando vidas y ocasionando tremendos dramas, por la miseria en la que está sumergiendo particularmente a personas de escasos recursos que, en la Patria, constituyen las denominadas mayorías nacionales. ¡Vaya injusticia que hasta hoy nadie la puede reparar!, poniendo en apreturas a los gobiernos y autoridades de todo nivel en el planeta Tierra.