La miel, además de ser un carbohidrato de alto valor biológico, debido a que se incorpora al torrente sanguíneo en alrededor de 15 minutos, es un azúcar rico en ácidos naturales, minerales, aminoácidos y enzimas ofreciendo beneficios al organismo.
Una cucharada de miel contiene aproximadamente 21 gramos (g) y aporta alrededor de 64 calorías, por lo que es un alimento densamente energético. Esto implica que la cantidad de consumo no debe de ser excesiva, ya que, a pesar de sus beneficios, es considerada como un azúcar natural.
Aunque es una buena alternativa para endulzar alimentos, se corre el riesgo de aumentar de peso ante el consumo excesivo. Se recomienda limitar su consumo a una cucharada al día.
Los componentes nutricionales de la miel dependen de la variedad de flores y del tipo de colmena en la que se produzca, pero en general es fuente de vitaminas del complejo B, vitamina C, D y E. Y entre los antioxidantes que contiene están los flavonoides y los fenólicos.
La miel obtiene del suelo diversos minerales, por lo que es fuente de calcio, cobre, hierro, manganeso, magnesio, zinc, fósforo y potasio.
También aporta aminoácidos, ácidos orgánicos, como el ácido acético y el ácido cítrico.
Algunas ventajas de su consumo es que al ser fuente de calcio y ayudar a su absorción y fijación, mejora la correcta función del cerebro, previene la osteoporosis y otros problemas óseos.
Su consumo mejora el sistema inmunológico, gracias a sus propiedades antibacterianas y antifúngicas. Al combatir las infecciones, alivia molestias de la garganta, calma la tos y contribuye a disminuir la fiebre.
También es un excelente auxiliar para la salud de la piel, ya que acelera la cicatrización y su regeneración. Además, es buen hidratante para la piel y repara las heridas, quemaduras y úlceras.
Incorporar la miel a nuestra dieta promueve la absorción del calcio y magnesio, y por contener antioxidantes, retrasa el deterioro de los tejidos por el envejecimiento y algunas enfermedades degenerativas.
También reduce el estrés metabólico que es todo estrés emocional, psicológico o fisiológico, ya que mantiene las reservas de glucógeno en el hígado y evita la liberación de hormonas del estrés.