lunes, diciembre 30, 2024
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Fantástica ilusión de industrialización

La industrialización de un país no es un paso de danza, ni mucho menos. Sin una serie de condiciones que la hagan prosperar, puede resultar hasta imposible. Tal es el caso de algún proyecto que desde el Estado Plurinacional se ha anunciado con bombos y platillos, pero que causa desconfianza. Entre otros obstáculos está la adquisición de equipos, generalmente costosos, y la falta de tecnología, que es otro problema difícil de solucionar. Así mismo, se debe contar con energía, tanto la eléctrica, como basada en gas o de origen solar.
Esos aspectos son muy importantes, más aún en países sometidos a neo imperialismos, hoy de la órbita socialista, así como dificultades internas que no son menos trascendentes, todo lo cual tiene que ser considerado para hacer posible ese sueño de algunos gobiernos, que ofertan la industrialización como aval para llegar al poder y atornillarse en él.
Sin embargo, como esa industrialización no es realizada por la empresa privada, con frecuencia algunos gobernantes recurren como tabla de salvación al capitalismo de Estado, el que también es otro fracaso. Por ello terminan pasando la propiedad de empresas estatales a allegados del régimen populista, sin que pongan ni un centavo.
Pero la causa capital para que esas industrias, pequeñas en su mayoría, terminen en un cero absoluto, es la falta de materia prima local, por lo que ésta tiene que ser importada de otros países, escollo que es difícil de allanar ahora, debido a la escasez de dólares. Y también se necesita importar repuestos.
En fin, esa industrialización idealista y subjetiva marcha inevitablemente hacia el día en que se reconoce que se está trabajando a pérdida o bien no funciona, por lo que empresas estatales deficitarias son bautizadas como “elefantes blancos” o “vacas sagradas”. A algunas se les ha dado el destino de la “capitalización”, mientras otras nunca han podido funcionar de manera permanente. Por otro lado, algunas veces rematadores se han dado a la fuga con el producto de la venta de esos bienes del patrimonio nacional.
En cuanto a la industrialización que nos preocupa, es la que el gobierno actual de vez en cuando anuncia con bombos y platillos. No obstante, se olvida una serie de problemas, ya que, si han prendido motores, la nueva empresa no funciona por falta de materia prima, que es la base para su producción. Es posible que consigan algunas cantidades de insumos o simplemente no llegan, pues los cultivadores no pueden producir por falta de tierra. Es decir que no pueden ampliar terrenos para aumentar la producción y así hacer funcionar las empresas del Estado. Al respecto, recordemos lo que pasó con algunas de ellas, como el ingenio azucarero de San Buenaventura, Papel Bol y otras tantas, que por su mínima producción han resultado deficitarias. Es que sin materias primas no hay industrialización posible.
Por si fuera poco, los más grandes obstáculos para la idea de industrializar el país están señaladas en numerosas leyes y nada menos que ¡en la Constitución vigente!

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