Según la historia, en la antigua Roma los políticos concibieron un plan para obtener votos de la plebe, que consistía en obsequiarle comida barata y darle entretenimiento. Así al pueblo se le quitaba su sentido crítico, mostrándose satisfecho por esa falsa dadivosidad de los gobernantes. Con esta táctica, hasta en nuestro tiempo muchos políticos populistas lograron llegar al poder.
En Bolivia, mientras millones de bolivianos luchan por sobrevivir, al no haber sido favorecidos con cargos públicos, de los cuales son dueños los afines al MAS, el gobierno de turno, en vez de resolver grandes problemas, más parece enfrascarse en pugnas partidarias, fruto de una supuesta división entre arcistas y evitas. Y es que algunas veces actúan en conjunto, como cuando se trata de postergar demandas sociales que no son de su agrado o son rápidos para apoyar a países adictos al socialismo del Siglo XXI.
Por ello, no hay soluciones para problemas como la falta de dólares y combustibles, el alza de precios de productos básicos, los incendios forestales en el oriente, que afectan particularmente a pueblos nativos, y otros como el desempleo, el aumento de narcotráfico, contrabando, delincuencia, etc. Lo que sí se intensifica es el espectáculo circense que brindan arcistas y evitas, dedicados a lanzarse acusaciones de toda índole, sin que verdaderamente se advierta voluntad para iniciar investigaciones y procesos judiciales para dar con los culpables y sancionarlos.
Y resulta muy difícil creer que entre masistas realmente los autores de delitos serán detenidos y sentenciados por una administración de justicia sin duda sometida a los designios del oficialismo desde 2006. Es decir que casos como el desconocimiento al resultado del referéndum del 21F, el fraude electoral que ocasionó una insurrección popular, el derroche de dinero del Estado durante los gobiernos masistas, la corrupción en entidades públicas, el nepotismo, la brutal represión a indígenas en Chaparina, y muchos otros, solo tendrán esclarecimiento con un nuevo gobierno.
Lo peor es que, debido al agotamiento de las reservas de gas, desaparece la principal fuente de ingresos para el país, por lo que la crisis económica tiende a agravarse, por falta de medidas efectivas, que permitan en verdad una reactivación económica paulatina. Ni hablar de una política de austeridad, de reducir la cantidad de empresas estatales deficitarias, de no abusar de créditos externos, de disminuir el déficit fiscal, de liberar las exportaciones para obtener los dólares que necesitamos, etc.
Finalmente, por la ineficacia gubernamental, ahora se observa con más frecuencia no solo la elevación de precios de productos básicos, que implica la pérdida del poder adquisitivo del poco dinero que tiene la mayoría de la población, sino que escasean productos de la canasta familiar. Pero, eso sí, cada día hay espectáculo circense a cargo de arcistas y evistas.
Circo en vez de pan para la población
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