El Día de la Mujer boliviana, celebrado ayer 11 de octubre, es una conmemoración que tiene un profundo significado histórico, cultural y social en el país. Esta fecha rinde homenaje a la lucha de las mujeres bolivianas por sus derechos y reconocimiento, así como a su papel fundamental en la construcción una sociedad más equitativa y justa.
A pesar de los avances en términos de derechos y equidad de género, persisten desafíos, como la violencia de género, la desigualdad salarial, el marcado desempleo y la falta de acceso a servicios básicos. Las mujeres bolivianas, en especial aquellas pertenecientes a comunidades indígenas y rurales, enfrentan barreras adicionales que agravan su situación, por ejemplo, la formación integral para estar a la vanguardia en un mundo más digital que presencial en el 2024 y a futuro. No podemos pensar en sectores de mujeres más adelantados, dejando de lado a una mayoría que no conoce las tecnologías de la información y el manejo de herramientas de la inteligencia artificial, que podrían aliviar la pesada carga del trabajo manual e intelectual.
Este día es también una oportunidad para celebrar los logros de las mujeres en diversas áreas, desde la política hasta la más humilde cholita con aguayo que vende en las calles sus dulces, tejidos, papelería o tarjetas de celular, donde ganan menos de 20 bolivianos al día. Sin embargo, hace falta equilibrar la participación de mujeres en las altas esferas gubernamentales para inyectarle otra dinámica a la forma de hacer las cosas, sobre todo en las decisiones estratégicas con impacto en el bienestar social de la población. Esta representación es vital para garantizar que las voces femeninas sean escuchadas y que las políticas públicas respondan a las necesidades de todas las mujeres.
En este contexto, es crucial reconocer el papel de miles de mujeres emprendedoras que luchan solas por llevar el pan de cada día a sus hijos. Mujeres que no gozan de un beneficio justo del Gobierno, como crear más espacios para impulsar sus negocios y trabajos artesanales que van desde manualidades hasta preparación de recetas gastronómicas caseras y de reportería hogareña. Una llamada de atención y de reflexión a las mujeres que son autoridades, senadoras y diputadas que, en su mayoría, no están haciendo bien su labor, porque ellas son las que deberían estar haciendo fuerza para representar los verdaderos intereses de las mujeres en situación vulnerable del país, desde campañas de prevención contra el feminicidio hasta el entrenamiento gratuito para mejorar habilidades que generen grupos de mujeres más solventes, autónomas, preparadas y seguras de su potencial, intelecto y alta capacidad.
El Día de la Mujer boliviana es, por lo tanto, una jornada de reflexión y acción. Nos invita a reconocer los avances logrados y a identificar los retos que aún persisten. Es un llamado a la unidad en la lucha por la igualdad y el respeto, donde cada voz cuenta y cada acción puede marcar la diferencia. En un país donde la diversidad cultural es rica y variada, el reconocimiento y el empoderamiento de las mujeres son esenciales para construir un futuro más equitativo y justo para todos.
“Detrás de una mujer poderosa se encuentra ella misma luchando contra todo cada día”.
La autora es comunicadora social y tutor profesor en Facebook.