En próximos días el Gobierno presentará el documento denominado “Hoja de Ruta y la Estrategia Nacional para la producción y usos del hidrógeno verde en Bolivia” y brindará detalles de la instalación de dos plantas piloto de este nuevo energético, mientras que en el Parlamento se iniciará el tratamiento del marco legal para el desarrollo de este producto que va acorde de las energías limpias al que varios países del mundo se comprometieron para proteger el ecosistema.
Autoridades del Viceministerio Electricidad y Energías Renovables, anticiparon a este medio de comunicación que ya se cuenta con los estudios de prefactibilidad y pliego de especificaciones técnicas para la implementación de dos plantas piloto de producción de hidrógeno verde que permitirán verificar la viabilidad de la producción para su posterior escalamiento orientadas a la sustitución de combustibles fósiles.
El consultor internacional Osvaldo Irusta considera que llegó a Bolivia la hora crucial de incorporar de manera decidida el agua, el sol y el viento a la matriz energética que actualmente depende del gas natural, recurso que enfrenta desafíos significativos debido a la disminución de sus reservas, amenazando la estabilidad económica y energética del país.
Irusta coincide con el empresario Juan Pablo Calderón que las plantas de hidrógeno que se instalen en el país deben tener una importante presencia privada o contar con la presencia del estado como socio que impulse este tipo de proyectos.
El hidrógeno verde debe ser considerado como una fuente a introducirse agresivamente en la matriz energética mundial en el período 2025-2030 en adelante. La Agencia Internacional de la Energía ya considera al hidrógeno verde como una fuente relevante desplazando al carbón, gas natural y petróleo.
Es posible también obtener líquidos del hidrógeno verde, en forma de amoniaco, combustible que puede se puede exportar para abastecer a grandes barcos de ultramar.
Para la obtención del hidrógeno verde la radiación solar del altiplano boliviano es una ventaja comparativa respecto a otros países que también ingresaron a la carrera energética entre los que se encuentra como Chile como uno de los más adelantados.
El gobierno boliviano también decidió impulsar proyectos de energía hidráulica, solar y eólica y definió ya no invertir en nuevas plantas térmicas que funcionan a gas natural, pues este recurso ya se halla en franca declinación.