Para salvar a Bolivia del socialismo y la miseria actual, debemos cambiar radicalmente las políticas económicas y sociales del país. Pero también es necesario transformar la visión que tenemos de nuestra nación y establecer qué queremos para nuestro futuro. Tanto el MAS como la oposición nos han presentado una visión de país muy pobre y poco ambiciosa. Necesitamos una visión que sea ambiciosa, con directrices, principios y metas bien trazadas, que busque la construcción de un país mejor a largo plazo. No es exagerado afirmar que debemos reconstruir el país desde cero; el MAS y sus funcionarios lo han destrozado todo y nos toca a nosotros reconstruir la Patria.
Es urgente eliminar todo lo que ha realizado el MAS y sus funcionales, ya que esas políticas nos han llevado a una miseria extrema. Lo primero es terminar de una vez por todas con las divisiones impulsadas por el MAS y fomentar el nacionalismo boliviano. Debemos darnos cuenta de que estamos en el momento idóneo para unir a nuestra nación de una vez por todas. Hagamos que Bolivia sea, por fin, una sola e indivisible. Será un proceso largo, pero es nuestra responsabilidad histórica, sobre todo para las generaciones más jóvenes. Si consolidamos a Bolivia como nación, podremos finalmente tener condiciones óptimas para buscar un crecimiento real y estable.
Estoy hablando de acabar con las divisiones y que todos nos identifiquemos como bolivianos y defendamos siempre nuestros valores y nuestra tricolor. Solo al terminar con los regionalismos y el discurso de los 500 años de colonización, podremos dar nacimiento a un discurso de unidad, fortaleza, esperanza, ambición y patriotismo, que consolide a la nación boliviana. Estamos en un momento histórico para hacerlo y generar un sentimiento de pertenencia de todos nuestros compatriotas a la nación boliviana. Bolivia nace con el mestizaje, que debe ser el pilar fundamental para explicar el nacimiento de la nación boliviana, que se consolida “legalmente” en 1825 y que, casi dos siglos después, podrá afianzarse como tal.
También debemos buscar la instauración del orden y la ley, para que finalmente tengamos un Estado que proteja a los ciudadanos, quienes hoy viven sumidos en caos y anarquía. En términos económicos, es imperativo cambiar radicalmente la normativa ineficiente del MAS, reducir impuestos y, sobre todo, adoptar un enfoque que favorezca a emprendimientos y empresas nacionales. Debemos crear leyes que incentiven el nacimiento de empresas nacionales y el surgimiento de emprendedores, buscando su formalidad. Es comprensible la situación económica de informalidad en nuestro país; no se puede ser formal con tanta normativa ridícula y extorsionadora.
A largo plazo, debemos fortalecer a la empresa privada nacional, para luego competir en el mercado internacional y aumentar notablemente nuestras exportaciones, en campos que no sean exclusivamente recursos naturales. Tengo fe en nuestros compatriotas para innovar e impulsar el crecimiento de Bolivia, siendo fundamental que la empresa privada nacional y el Estado trabajen en conjunto; el objetivo final es el crecimiento de Bolivia.
Para terminar, debemos acabar con nuestra visión débil de país, que nos hace ver siempre como víctimas, como subalternos y como una nación sin ambiciones. Debemos empezar a buscar para Bolivia un futuro que se traduzca en ambiciones geopolíticas y regionales. Debemos creer que Bolivia puede ser protagonista en Sudamérica; que puede llegar a ser una potencia regional. Solo con ese nuevo pensamiento podremos aspirar a un futuro mejor.
Nueva visión de país
Fabian Freire
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