En agosto de 1985, el presidente Víctor Paz Estenssoro, ante la inflación que azotaba a los sectores sociales más desfavorecidos, dijo “Bolivia se nos muere” y aplicó medidas efectivas, con un gran costo social. Lo hizo para evitar que el país llegue a una situación de crisis extrema, como la que se observa actualmente.
Y es que desde el gobierno anarco-populista de Evo Morales y Álvaro García Linera (2006-2019), estos dos gobernantes se dedicaron a despilfarrar, a manos llenas, los caudales de propiedad de la nación boliviana, recibidos por la venta de gas a países vecinos, particularmente. Es decir que hicieron añicos la economía nacional, nada menos que a título de socialismo.
Los datos generales conocidos sobre ese proceso de descomposición hacen ver lo siguiente: la minería residual apenas existe; la exportación de gas se reduce al mínimo; la industria urbana está paralizada; la agricultura está en estado de ruina en el altiplano y valles; los productos de la agricultura en el oriente en su mayoría son destinados a la exportación y no para consumo interno. Además, la artesanía languidece; sólo queda una pequeña industria agonizante. No hay producción de alimentos y el pueblo boliviano se alimenta con productos importados por el Estado, comerciantes privados y el contrabando. El comercio grande ha sido derrotado por el contrabando y el pequeño comercio callejero. Y a medida que pasan los días habrá más comerciantes que consumidores. No hay fuentes de trabajo formal. El desempleo es gigantesco.
La economía del Estado Plurinacional está peor que nunca, sin divisas, con reservas internacionales mínimas, con alta deuda externa y a punto de caer en mora en el exterior. Sus posibilidades se recuperación son remotas y solo hay fuga de divisas para importaciones de alimentos y combustibles.
Recientemente, el Gobierno plurinacional anunció que se importará sin aranceles trigo, maíz y arroz de Centroamérica y Asia, en vista de que esos alimentos se han agotado en dependencias del Estado y no hay dólares para hacer otras importaciones. Esa política implica desproteger a la economía nacional, que está en estado de coma. Pero es preciso indicar que la situación actual del país se debe al MAS IPSP que, luego de haber dejado en ruinas al país, desde el año 2006, hoy quiere darle el tiro de gracia con bloqueos de vías, marchas y amenazas de golpes, que son el pan de cada día.
Cuando Paz Estenssoro manifestó “¡Bolivia se nos muere!”, el país no estaba en estado moribundo como ahora, por lo que la actual crisis es la peor que tiene que soportar la mayoría de la población, porque no solo es económica, sino política, por angurria de poder del masismo, de orden moral, etc.
¡Bolivia se nos muere!, augurio del Bicentenario
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