lunes, octubre 28, 2024
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La dignidad nacional y los gobernantes

El país ha resbalado a una situación en el cual políticos de alto vuelo han perdido la dignidad y causan el desprestigio del país. Dejó de existir el principio de que la dignidad de las naciones, es la dignidad de sus gobernantes.
Muchas naciones del mundo se esmeran por tener como gobernantes a ciudadanos que posean y practiquen valores y principios, pero, en particular, que sean depositarios de virtudes. En especial, que sean portadores de una dignidad a toda prueba, de tal forma que cuando cumplan funciones políticas de Estado, hagan quedar bien a quienes los han elegido y aporten al engrandecimiento de cada país.
La mayoría de los países goza de ese privilegio. Sin embargo, algunos gobernantes han perdido el juicio y están saturados de “pragmatismo” o interés solo en conseguir ganancias mediante la corrupción en la administración pública. Ese oportunismo les ha hecho perder a esas autoridades el sentido de patria. Es más, con esa actitud han perdido la moral y no les importan el pueblo y sus necesidades, con tal de llenar sus bolsillos con lo mal habido.
En Bolivia, uno de esos altos gobernantes ahora actúa de esa manera y carece de la menor sensibilidad, por ejemplo, al movilizar a sus partidarios a favor de lo que le pide el cuerpo, debido a su carencia de ética, lo que, a la par, le ha hecho ver deformaciones políticas y pensar que la derecha es izquierda y viceversa.
La práctica de esa política sin principios ha conducido a nuestro país al abismo, por la pérdida de escrúpulos y falta de respeto a importantes normas humanas. Por tal conducta errática han desaparecido la lógica, la moral, la ética, el patriotismo. Es más, surgen acusaciones de corrupción, estupro y otros males, pero para salvarse, el acusado mueve a sus “bases”, que cometen atrocidades en los caminos. Al parecer, interesa más esquivar la justicia.
Con esa cultura de oportunismo, las masas evistas, engañadas, apoyan a sus financiadores participando en medidas de presión y, en esa forma, respaldan la corrupción y los delitos de un exgobernante que aparenta ser inocente. Con terquedad incomprensible, esos bloqueadores de caminos tratan de rehabilitar a su caudillo cocalero, para que vuelva al poder, a pesar de graves cuestionamientos que pesan sobre él en la justicia.
Lo peor es que el país sufre por el desprestigio que causan escandalosas acusaciones por delitos, como en el caso del mencionado caudillo masista, y en el exterior se piensa cómo el pueblo boliviano lleva al gobierno a gente acusada de delitos. Pero, a pesar de todo, los acusados quieren volver al poder, sin tomar en cuenta lo que opinan millones de bolivianos que solo quieren vivir en paz.
Por todo ello, en Bolivia se ha olvidado la importancia de mostrar dignidad. En especial se ha desechado que el prestigio de las naciones es el prestigio de sus gobernantes, los que, según hechos recientes, en realidad habían sido delincuentes comunes, que son sentados en el banquillo de los acusados.

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