Un importante evento electoral se realizará el 5 de noviembre en Estados Unidos, en medio de amplias libertades democráticas. En tal acontecimiento electoral participarán con mayor repercusión el Partido Republicano y el Partido Demócrata. Los principales candidatos de esos partidos a la silla presidencial son Donald Trump y Kamala Harris, respectivamente. En agosto de este año, Kamala había conseguido los votos que necesitaba para obtener la candidatura a la presidencia por ese partido. En consecuencia, se convirtió en la primera mujer de color y la primera estadounidense de origen asiático en ser candidata presidencial de un principal partido político de ese país.
El suceso electoral próximo tendrá repercusión en EEUU, pero también en el resto del planeta y en especial en América Latina, en momentos que se produce un reordenamiento de tendencias políticas y cuando se puso punto final a las diferencias ideológicas que existieron a partir del derribamiento del Muro de Berlín y el desplome del régimen soviético.
Las posibilidades de una victoria del candidato republicano son amplias, pues ya fue presidente. En líneas generales, al parecer prevalece la idea que la nación más poderosa del mundo debe ser dirigida por un hombre, pero especialmente debido a que Trump tiene una ideología de arraigo nacionalista, la que ha sido difundida en casi dos años de campaña presidencial.
Entretanto, Kamala Harris había comenzado su campaña electoral en julio, prometiendo que la clase media sería fortificada y que haría una defensa del estado de derecho, afirmando que Trump va en dirección opuesta. A pesar de que en el último debate entre Kamala y Trump analistas aseguran que la primera venció, se observa que su campaña ha sido breve y que tiende a asimilar postulados de partidos populistas, cuya ideología está en declinación en el mundo.
En cuanto a propuestas electorales, Kamala ofrece mayores beneficios fiscales para familias y aumento de impuestos corporativos para compensar costos. Para impulsar la economía invertirá en infraestructura y energía limpia, sin relegar la producción de gas y petróleo. Aboga por el derecho de Israel a defenderse en Gaza, pero pide proteger a civiles y “detener el fuego extendido”. Propone normativa más rigurosa para el control de armas. Para ella la crisis climática es una “amenaza existencial” y sobre el aborto, apoya que las mujeres decidan sobre sus propios cuerpos.
Trump quiere mayor control sobre migración, prometiendo utilizar “la Ley de Enemigos Extranjeros para expulsar a los miembros de pandillas, traficantes de drogas o miembros de cárteles conocidos o sospechosos de Estados Unidos». También declaró que devolvería «toda la educación y el trabajo y las necesidades educativas de regreso a los estados», los que harán gestiones más eficientes. Además, quiere un mejor sistema de salud. Asimismo, piensa imponer arancel elevado a importaciones desde China, país al cual aplicaría duras sanciones, así como a otros “abusadores comerciales». También limitaría la propiedad china de infraestructura estadounidense, además de reducir los impuestos y la inflación.
Tales propuestas y muchas otras hacen ver que la población estadounidense tendrá que elegir entre dos posiciones muy diferentes y esperemos que sea para su mayor beneficio.