Fuera de nuestras fronteras, alguna gente suele exclamar: a los bolivianos les perjudica su idiosincrasia. Así opinan seguramente por las cosas negativas que experimentamos, ya que, por ejemplo, en cualquier rato, en las ciudades las calles son bloqueadas, y en el campo los caminos y carreteras, lo que perjudica a todos, y los turistas se llevan una pésima impresión, para nunca volver. Por supuesto que hay muchos otros aspectos negativos y enumerarlos demandaría mucho espacio. Pero usted ya sabe a qué nos referimos, pues al ser tan recurrentes, pareciera que son el pan de cada día.
Entonces estamos rezagados respecto a naciones vecinas, y más sobre países de Norteamérica, Asia o Europa. Cierto, la indiferencia, el “dejar hacer y dejar pasar”, que “aquí todo es posible” o “en Bolivia pasa todo y nada pasa”, surgen como constante en la vida nacional, alentados por su “clase política” y los dirigentes de los hoy denominados “movimientos sociales”. Mientras que lo positivo, lo que nos haría prosperar, al parecer es dejado de lado, aunque no se trata de todos, y queda siempre la esperanza de que surjan nuevas personalidades, con visión positiva y patriótica para encarar tareas titánicas que puedan sacarnos de esta especie de postración frecuente.
En el reverso de la medalla, están países que por los años 60 se hallaban pobres y atrasados, hoy se han transformado, como Singapur, que en pocos años se hizo una de las mejores naciones en calidad y esperanza de vida. Dicen que experimentó un salto drástico, pues un niño nacido en ese país en 1960 tenía pocas probabilidades de vivir, en ese momento, hasta los 65 años. En contraste, un niño nacido allí hoy puede tener una expectativa de vida de más de 86 años, según las estimaciones, lo que le ha valido el reconocimiento de entes mundiales, como la Unesco.
“Los fuertes impuestos sobre los cigarrillos y el alcohol, junto con estrictas prohibiciones a fumar en público, no sólo mejoran la salud individual, sino que también los espacios públicos, haciéndolos más acogedores y limpios. ¡No más humo de segunda mano! Medidas como el etiquetado nutricional obligatorio y la reducción del contenido de azúcar en las bebidas han marcado una diferencia notable en la conciencia y las opciones de salud pública”, dicen.
Además, el transporte público sólido facilita la movilidad y la prioridad de mantener el país limpio y brinda a los residentes una sensación de seguridad y calma. “Si bien las leyes pueden ser estrictas, su enfoque en la sostenibilidad, el uso eficiente del suelo y la incorporación de espacios verdes a la vida urbana, según la BBC, son extraordinarios”. La población es diversa, con migración desde muchas partes del mundo y el gobierno prioriza un fuerte sentido de cohesión social, impuesto a través de las legislaciones a veces polémicas, especialmente las relacionadas con el combate al crimen, que incluyen castigos corporales, como los azotes y la pena capital con ahorcamiento. El Estado tiene leyes estrictas y sanciones contra actos como tirar basura, fumar en público, drogarse y hasta cruzar la calle imprudentemente. Ahí no habrá hábitos nefastos, ¿no cree?
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