jueves, noviembre 7, 2024
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Toma de cuarteles, funesta orden a evistas

Evo Morales al ver que sus deseos personales no se cumplen, ni otros relacionados con política externa, ha decidido cambiar de medios para lograr sus objetivos, vale decir, instruir bloqueos de carreteras y otras acciones violentas. Por ello sus afines, armados, han tomado unidades militares en el Trópico cochabambino, procediendo al secuestro de personal militar, de armas y munición. Esta actitud violenta es considerada como traición a la Patria y alzamiento armado, violando el ordenamiento legal.

De esta manera el descontento evista ha derivado en la lucha armada y otros recursos violentos, pero no en defensa de alguna causa elevada, sino exclusivamente de orden personal, o sea para evitar el apresamiento del caudillo cocalero por la justicia, al ser acusado por abusos sexuales a menores de edad, cuando era presidente. Al respecto, es posible definir a Morales como un rebelde sin causa, capaz de cualquier cosa, en vista de sus antecedentes personales en su paso por el gobierno.

Ese cambio de actitud es percibido con claridad al examinar recientes hechos. En efecto, ha modificado su táctica por los bloqueos en cualquier circunstancia y sin medir su contenido ni sus efectos. Pero, en este caso, el intento no le dará buen resultado, porque no tiene objetivo que sea favorable para la sociedad. Solo implica ir contra viento y marea, sin que existan ni las mínimas condiciones para avanzar sin tropiezos. Ni siquiera él mismo tiene objetivo claro, además ninguna condición interna o externa podría beneficiarle. Es más, es muy posible que fracase y, en cambio, beneficie la llegada de un nuevo gobierno, cualquiera que sea éste. Morales no tiene ni idea de política y menos que sus bloqueos de caminos son injustos. Está, pues, muy distante de promover bloqueos justos, debido a que prevalecen causas personales, lo que lo caracteriza desde su infancia.

Finalmente, una tabla de salvación sería que los bloqueos, como alguna vez sucedió, se transformen de injustos en justos, pero, en el caso del cocalero, parece imposible, pues es más fácil sacar chispas del duro pedernal, que una idea lógica de su cabeza. Y una prueba de ello es la orden para la toma de cuárteles, sabiendo bien que hacer eso es un crimen, como ocurrió en el año 1959, en el cuartel Sucre de La Paz, cuando diez atacantes murieron trágicamente por intentar apoderarse de ese lugar.

Sin embargo, como no se observa una reacción enérgica de parte del gobierno de turno ante la serie de graves delitos y actos irracionales cometidos por Evo Morales y sus seguidores, es posible que al poco tiempo queden en el olvido, contrariamente a lo que pasa con personas de la oposición, que permanecen encarceladas o en el exilio.

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