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¿Qué pasará después de la deforestación?

Desde hace algunos años, organizaciones ambientalistas alertaron sobre la deforestación de bosques en nuestro territorio, especialmente en parques nacionales. A pesar de tales estudios en los que se pedía la adopción de medidas oportunas para la preservación de lugares con rica vegetación y recursos naturales, los gobiernos masistas poco hicieron al respecto desde el año 2006.
Ahora, según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), entre los años 2010 y 2022, nuestro país perdió 3 millones de hectáreas de bosques, de las cuales “un 57% fue destinado a la ganadería, un 33% a la agricultura mecanizada y un 10% a la agricultura de pequeña escala”.
En el 10% de las tierras deforestadas (226.000 hectáreas), pequeños agricultores usan métodos de cultivo manual y rotativo, con sistemas de chaqueo para la limpieza de terrenos. En el 33% de las tierras deforestadas (767.000 hectáreas), están interculturales, empresas dedicadas a la producción de oleaginosas y colonias menonitas. En el 57% restante (1,2 millones de hectáreas) hay ganaderos, pequeños, medianos y grandes, así como menonitas.
Este crecimiento de la ganadería se debe en parte a la apertura del mercado chino para exportación de carne, de acuerdo con el informe. El Cedla resalta que para la expansión ganadera hay inversiones nacionales y brasileñas. Finalmente, para ese Centro de Estudios la Agenda Patriótica del Gobierno apoya la ampliación de la frontera agrícola y ganadera, por lo que aumenta la deforestación mediante la legalización de desmontes.
Hoy, después de cuatro meses de voraces incendios forestales en el oriente y norte del país, ambientalistas aseguran que más de 10 millones de hectáreas han sido quemadas en un año, de las que 7 millones están en Santa Cruz. Debido a la reacción tardía del gobierno de turno, han sido destruidos por el fuego millones de árboles, animales, vegetación y numerosos grupos de habitantes fueron afectados por intensa humareda, hasta en ciudades. Hubo incendios forestales en el Beni, norte de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija y Pando, sin que se sepa si recibieron oportunamente la ayuda necesaria. La valerosa labor de voluntarios nacionales y foráneos ha sido apoyada por las primeras lluvias y los fuegos están siendo finalmente controlados.
Después de semejante devastación forestal, corresponde a nuestra sociedad seguir exigiendo la preservación de parques nacionales, anulando, por ejemplo, las llamadas “leyes incendiarias”, por las cuales siguen actuando los depredadores, a los cuales se les impone sanciones mínimas. Tampoco se debería aceptar que esas tierras deforestadas sean objeto de tráfico ilegal o sirvan para ampliación agrícola o ganadera a la fuerza.
Se necesita proyectos de conservación de biodiversidad y restauración de bosques. Dar hogar a la vida silvestre es esencial. Entre los hábitats más degradados están los humedales, por lo que es urgente su recuperación, pues ayudan a prevenir inundaciones y proporcionan agua potable. La intensa deforestación es una gran amenaza para la biodiversidad, por lo cual es urgente proteger nuestros parques nacionales.

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