Hugo Pozo fue, sin duda, una de las figuras más destacadas del teatro y el cine en el país. Sus más de cincuenta años de apasionada entrega al arte escénico, no solo como actor sino también como formador de varias generaciones, avalan su impecable y exitosa trayectoria.
El actor, dramaturgo y director paceño falleció el pasado lunes en la ciudad de La Paz y su partida no solo dejó un gran vacío en la cultura nacional sino también causó profunda consternación en la población.
Hoy le rendimos un merecido homenaje póstumo y lo recordamos extractando las entrevistas que el maestro Hugo Pozo concedió a los suplementos Tu Guía y La Guía del periódico EL DIARIO.
TG: ¿Cuándo comenzó tu carrera artística?
H: En 1972. En mis inicios hice teatro experimental por seis años con mi director y maestro Eduardo Cassis. Luego me gradué como actor dramático.
TG: ¿Cómo ingresaste en el teatro popular?
H: Por invitación de don Tito Landa, quien me llamó para participar en una comedia de teatro nacional. Esa fue la primera vez que gané un peso, porque en el teatro experimental nuestra única paga era, al margen de recibir una coca cola o una torta, el asistir a una recepción o un baile.
TG: ¿Qué te cautivo de ese género teatral?
H: El público, porque es el que rige y guía los pasos de un actor. Cuando inicié mi carrera, se dijo que tenía condiciones histriónicas para hacer comedia. Por eso me quedé en ese campo, pese a la oposición de mi director.
TG: ¿En cuántas obras participaste en tu carrera?
H: En centenares de obras, porque soy un actor genérico de teatro, cine, televisión y radioteatro.
TG: ¿Qué te gusta más entre la comedia y el drama?
H: Me siento bien en cualquiera de los dos campos, aunque si me forzaran a escoger, me inclinaría por el drama, porque estudié para ello y me gusta mucho.
TG: ¿Cuál fue tu mayor logro en estos años?
H: El cariño y el aplauso del público. Aunque tenga diplomas y distinciones, mi premio más grande es el que me reconozcan y saluden en la calle niños, jóvenes, adultos y ancianos. Creo que eso es algo que no tiene precio.
TG: ¿Qué representa el teatro en tu vida?
H: Mi vida misma, porque con el teatro he encontrado muchos amigos y conocido casi todo el país. Si volviera a nacer, creo que volvería a hacer lo que hago en este momento.
ALGUNOS SECRETOS DE SU VIDA
Hugo Pozo Arias nació el 25 de agosto de 1949 en la ciudad de La Paz. Es profesor de idiomas y psicólogo frustrado, no titulado. Tiene dos hermanas: Fanny y Carmen, y dos hijos: Guery Alejandro y Milenka Gabriela.
Bolivarista de corazón, tranquilo y tímido, Hugo confesó ser “bastante introvertido”. “Mis compañeros de trabajo dicen que soy tímido, lo que a veces hace que la gente se confunda y piense que soy engreído”, contó.
TG: ¿Tienes carácter tranquilo o fuerte?
H: Mi carácter es tranquilo, pero también soy extremadamente estricto cuando trabajo, porque me gusta la disciplina, la puntualidad, la constancia y la entrega.
TG: ¿Cuáles son tus defectos y virtudes?
H: Mi virtud es el ser constante en lo que hago. Mi peor defecto es ser fosforito y renegón cuando trabajo. Por lo demás soy divertido, ya que siempre estoy con mis pildoritas de humor en las reuniones con la gente a la que tengo confianza.
TG: ¿Cambiarías algo de tu cuerpo?
H: No, porque pienso que las personas tienen que ser auténticas en todo sentido. Dios me ha dado este aspecto y creo que no me ha perjudicado. Más bien, me ha favorecido tener un rostro severo para la interpretación de algunos personajes.
TG: ¿Cuál fue la mayor locura de tu vida?
H: En mi juventud era baterista de animación y luego de un grupo electrónico llamado “Agua fresca”, pero mi mamá me cortó porque una vez estuve en una fiesta en la que me dieron unos traguitos demás y pensó que iba a convertirme en un borracho.
SIN TAPUJOS
TG: ¿Qué es lo que público no sabe de ti?
H: Que soy un hombre muy dedicado a la familia y que tiene un corazón muy grande para los niños, es algo que me nace y por eso es que en cualquier lugar a donde voy, siempre se me apegan los niños y, casualmente, son los niños los que más disfrutan de mis espectáculos teatrales.
TG: ¿Algún hobby?
H: Leo muchísimo, es el momento en el que más me relajo.
- ¿Qué cuidas más de tu cuerpo?
H: Solamente mi voz porque es la única herramienta de trabajo que tiene el artista en el escenario.
TG: ¿De qué debilidades podrían reírse de ti?
H: No sé si se podría decir debilidad, pero soy muy sentimental con el sufrimiento del próximo, me identifico tanto, que puedo dejar todo por aliviar su mal.
- ¿Un sueño realizado?
H: Hacer de la compañía de teatro Hugo Pozo uno de los elencos más profesionales a nivel nacional en todo, en la parte técnica, en las presentaciones, en el montaje y en la producción. Creo que hemos llegado muy lejos gracias al apoyo del público.
- ¿Qué es lo que peor que le puede pasar a un actor?
H: Que trabaje dos o treses meses para hacer una obra de teatro con tanto entusiasmo, además de sacrificio económico y de tiempo, y que el público retacee su presencia a ese trabajo. Que no haya gente es realmente negativo, pero gracias a Dios mi compañía es muy exitosa en ese campo.
TG: De no estar en la actuación, ¿a qué te dedicarías?
H: A ser profesor de idiomas y a enseñar lo que es la vida a los niños y a los jóvenes.
EN POCAS PALABRAS
Arte dramático: Me he profesionalizado así, como actor dramático.
Teatro popular: Es el teatro de mi pueblo.
La obra Santiago de Machaca: Para muchos la mejor actuación de mi vida cuando nos presentamos en Chile.
Cine: American Visa es una película que recuerdo muchísimo porque allí me lesioné mi mano, lo que nunca en mi vida me había pasado.
Batería: Es una frustración en mi vida, ser muy buen baterista y no ejercer porque mi mamá me lo impidió.
El Warjata: Un récord de presencia física y de actuación.
OTRAS CONFESIONES
LG: ¿Qué películas bolivianas te marcaron?
H: Mi primera película, Chuquiago, la que más ha batido récord de espectadores, y American Visa.
LG: ¿En qué otro papel te ves actuando en una película boliviana?
H: Estoy dispuesto a hacer cualquier tipo de papel que me puedan ofrecer. He hecho varios personajes, pero me gustaría hacer una película dramática.
LG: ¿Qué ritmos te gusta bailar?
- El merengue, la salsa y la cumbia. Una de las virtudes que tengo es ser bailarín, porque yo sí he estudiado para ser bailarín. Antes cuando se preparaba un actor, entraba hasta el ballet incluso y había también que hacer canto, entonces bailo, actúo y canto.