En el país está vigente una economía de mercado, con sus virtudes y fallas, pero la población observa que los precios de diversos productos suben cada cierto tiempo o, en otros casos, algunos artículos de la canasta familiar mantienen su valor, pero han disminuido su calidad o tamaño. La situación se agrava, como ahora, cuando no son resueltos problemas como el déficit entre la cantidad de ingresos económicos que recibimos y lo que gastamos en importaciones, la escasez de dólares y combustibles y, para empeorar, las medidas de presión como los bloqueos de caminos.
En este último caso, nos referimos al bloqueo evista, concentrado particularmente en Cochabamba, pero que ha causado enormes pérdidas económicas a sectores productivos, comerciantes y poblaciones que resultaron incomunicadas. Lo peor es que después de más de 20 días de bloqueos de caminos, iniciados principalmente para evitar que Evo Morales sea procesado por estupro y trata y tráfico de personas, hasta ahora nadie sabe si los daños van a ser reparados. Y si las autoridades nacionales, que se caracterizan por su exasperante demora para hallar soluciones, van a tomar previsiones para evitar que tan dañinas medidas de presión vuelvan a repetirse.
Por otra parte, la mayoría de la población del país demanda que el gobierno de turno haga los mayores esfuerzos para aplicar medidas orientadas que impidan aumentos excesivos de precios en los mercados de abasto. Y es que en los días del brutal bloqueo evista, millones de consumidores se encontraron con escasez de productos básicos en centros de abasto y lo poco que había tenía precios inaccesibles para los menos favorecidos, particularmente.
Lo cierto es que muchos comerciantes tienen la costumbre de elevar precios de productos ante cualquier señal de crisis económica, con el objetivo de enriquecerse a costa de la economía depauperada de la mayoría de la población. Y hasta ahora no hay forma de parar ese abuso, en mercados de consumo. El problema es mayor porque el costo de vida resulta muy difícil de asimilar, puesto que también, como consecuencia, otros sectores piden subir sus tarifas de servicios, como de transporte, a pesar de las deficiencias que se le observa, como el trameaje, la precariedad de algunos motorizados, el mal trato a pasajeros, etc.
Hasta ahora ninguna autoridad ha mostrado capacidad operativa para poner freno al encarecimiento de la canasta familiar, a lo que se suma la demanda de mayor presupuesto familiar para atender necesidades relacionadas con educación, salud, vivienda y otros. Todo ese gasto incide en la economía de los ciudadanos, que deben enfrentar un encarecimiento de productos que hace que el costo de vida sea cada vez mayor. Por ello es muy importante que las autoridades tomen en cuenta lo mencionado y asuman medidas para combatir a quienes especulan con los precios, además de buscar soluciones oportunamente ante medidas de presión como los bloqueos de caminos, haciendo respetar los derechos al trabajo y al libre tránsito.