Indudablemente, de la formación de las futuras generaciones, en condiciones adecuadas, depende en gran medida que el país pueda lograr un desarrollo sostenido. Y cada que comienza el año escolar, se espera cambios orientados a mejorar la calidad educativa, considerando que, en un caso, desde hace casi 20 años, se pregona un “proceso de cambio” que se suponía implicaba mejoras en todo nivel.
Pero hasta ahora no se percibe ajustes y reformas sustanciales que alimenten la esperanza de que se ofrecerá en cada nueva gestión una mejor capacitación a niños y jóvenes en unidades educativas. Por lo visto en los últimos años, particularmente, las autoridades del rubro poco hacen en ese sentido, salvo ideologizar con la inclusión de materias discutibles que son reflejo de improvisación, pues no se cuenta con docentes de nuevas especialidades, tomadas en cuenta, en general, solo para aparentar una actualización, pero en nivel superficial. Como resultado, se advierte una educación deficiente, que ha empeorado desde la aparición del coronavirus, cuando los docentes tuvieron que adaptarse como pudieron a las clases virtuales.
Por ello se esperaba que el Congreso Plurinacional de Educación 2024, establecido del 11 al 15 de noviembre, sería motivo para un amplio debate sobre cómo mejorar la calidad educativa en nuestro país. Y es que hoy, como informa la Fundación Milenio, en pruebas a estudiantes de sexto de primaria, “el 85% de ellos tiene deficiencias en su aprendizaje, es decir que la mayoría de los estudiantes no entiende lo que lee y no tiene capacidad adecuada de establecer relaciones, interpretar, reflexionar e inferir significados”. Es solo una muestra de las deficiencias en educación.
Como se advierte, muchos problemas en educación necesitan ser solucionados, con la participación especialmente de entidades especializadas en el tema. Pero es poca la información que ha generado el evento mencionado, por lo que parece que se trata de una reunión entre sectores afines al gobierno de turno, seguramente para buscar justificaciones para lo poco hecho hasta ahora desde la última reforma educativa.
Sin una amplia participación y debate, el llamado Congreso Plurinacional de Educación 2024, puede ser uno más, destinado a hacer ajustes parciales y superficiales. En consecuencia, muchos jóvenes seguirán sin posibilidades para ingresar al mercado laboral, salvo que cuenten con aval del partido oficialista para ocupar cargos públicos. Otros, posiblemente se dediquen a actividades irregulares para subsistir. Así, no se logrará que nuevas generaciones asimilen el avance, por ejemplo, de la ciencia y la tecnología, para aportar realmente al desarrollo del país.
Debido a que la educación, hoy en estado deplorable, compete al Estado, organizaciones sociales, padres de familia, etc., se necesita con urgencia un amplio análisis para impulsar cambios profundos, lo que, por lo visto, se podrá lograr con un nuevo gobierno, desprovisto de políticas populistas inoperantes.
Congreso educativo sin repercusión
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