Este 18 de noviembre, el Departamento del Beni celebra otro aniversario, un momento para reflexionar sobre su importancia no solo en la historia de Bolivia, sino también en su presente. Es un aniversario que nos recuerda resaltar la vitalidad de su gente, la riqueza del territorio y la productividad que está dejando huella en la economía nacional e internacional.
Desde los pueblos más pequeños hasta las ciudades, los benianos son una muestra de resiliencia y trabajo incansable, su fortaleza radica en su gente y su profunda vinculación con la tierra, con la naturaleza y con sus tradiciones, teniendo la capacidad de convertir cada desafío en una oportunidad, que demuestran a través de su dedicación en sectores claves, como la agricultura y la ganadería, o en las comunidades indígenas que mantienen viva su herencia cultural. Este espíritu de esfuerzo constante se refleja en su dinamismo que impulsa el desarrollo de Bolivia.
El Beni, es un tesoro natural de incalculable valor, su Amazonia es un pulmón verde, no solo para Bolivia, sino para el mundo. Los ríos Mamoré, Iténez y Yacuma, junto a sus inmensas pampas, son mucho más que un paisaje espectacular, son un centro de vida, un ecosistema único que sustenta la biodiversidad de la región. Estas tierras no solo son vitales para la ecología global, sino que también tienen un rol crucial en la economía departamental, gracias a la explotación sostenible de sus recursos forestales y acuáticos.
El Beni es una de las áreas más productivas de Bolivia, con una producción de arroz, soya, cacao, carne, almendra amazónica y otros productos de gran demanda. La agricultura y la ganadería beniana posiciona al departamento como un actor clave en el desarrollo económico del país, siendo su productividad una realidad que impacta el presente, generando riqueza y empleo.
En términos comerciales, el Beni posee una ubicación geográfica privilegiada estratégica que lo convierte en un nodo esencial para el comercio entre Bolivia y el mundo, con su proximidad al Brasil y su infraestructura de transporte fluvial y terrestre, lo transforman en un punto clave para el intercambio de productos y recursos, atravesando rutas comerciales que pasan por todo su territorio que no solo son vitales para la economía nacional, sino que también consolidan al Beni como el eje principal entre el Atlántico y el Pacífico, convirtiéndose en el puente entre dos mercados gigantes el de Brasil y Perú, abriendo puertas a nuevas oportunidades para el comercio internacional.
Por todo esto, es fundamental dejar de pensar en el Beni como una promesa para el futuro y empezar a reconocerlo como lo que es: “Un actor indispensable en el presente de Bolivia”. Es hora para que el país entero mire al Beni no solo como una tierra rica en recursos, sino como un motor de progreso, lleno de oportunidades y potencial. Porque el Beni, no es solo una región que tiene mucho para dar. Ya está dando mucho.
El Departamento del Beni es, sin duda, el presente vibrante que está impulsando a Bolivia hacia un futuro próspero. ¡Feliz aniversario, Gran Beni!
El autor es abogado beniano.