En verdad, resulta asombroso y lamentable, el aumento de las áreas de cultivo de la hoja de coca, mientras, por otro, se reduce la producción de alimentos. Más escandaloso aún es que esa contradicción se produce en momentos en que en el país la producción de arroz, trigo, harina, maíz, papa, carne, fruta, ha caído a un nivel que ha hecho estallar la escasez, la subida de precios en los mercados y, más grave aún, cuando el gobierno del Estado Plurinacional se hace el de la vista gorda ante tan magno problema.
De acuerdo con datos concretos recientes, en tres regiones del país siguen subiendo las hectáreas de cultivo de coca que está destinada a la producción clandestina de un temible estupefaciente, la cocaína, que es exportada en cantidad de toneladas, de las cuales, en algún porcentaje son interceptadas.
Según el Viceministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas, el cultivo de coca sigue subiendo y detalló que, en este año, la erradicación de la coca no autorizada alcanzó al total de 8.013 hectáreas a nivel nacional. Ese aumento descontrolado de cultivos subió en 70 por ciento en La Paz y más del 76 por ciento en el trópico de Cochabamba. En ese sentido, en los últimos quince años la tierra dedicada a la coca subió en 35 por ciento con relación a la superficie autorizada de 22.000 hectáreas que decretó el gobierno de Evo Morales en 2017.
Los datos anteriores permiten señalar que la lucha contra la producción de coca y estupefacientes que realiza el Estado Plurinacional es insuficiente, considerando la cantidad creciente de incautaciones de droga, tanto en territorio nacional como en otros países. A la vez, desde años anteriores ya se ha gastado más de mil millones de dólares en la llamada “erradicación de cultivos de la hoja”, y se ha perdido muchas vidas. Además, los productores de coca se convirtieron en partido político y ganaron las elecciones generales en el año 2006 y desde entonces pasaron a gobernar el país e imponer su programa agrario. Así se constata que Bolivia se convirtió en país cocalero, pues solo sube la producción de la hoja, mientras baja la de alimentos, con la complacencia del Estado Plurinacional.
La lucha contra el cultivo de coca, en la forma que ahora se realiza, no tiene la efectividad que se espera y, al contrario, sigue creciendo y esto se debe a la deficiente política agraria vigente a través de la Constitución Política. Y es que solamente sirve para producir más la hoja y reducir la producción de alimentos, como confirman datos recientes, pero ese hecho ya fue denunciado hace tiempo.
En efecto, por más que se siga hablando de campañas contra la hoja de coca, éstas seguirán fracasando. Inclusive se podría pensar que un nuevo gobierno podría resolver el problema, pero se requiere que no siga imperando la actual Constitución Política, donde se encuentra la raíz de este estado de cosas.
Más coca y droga y menos alimentos
- Advertisment -