Otro sueño: “Cambio de modelo económico”

Como efecto del colapso del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que fue puesto en vigencia por el populista Movimiento al Socialismo (MAS), tienda política del expresidente Evo Morales, se viene insistiendo en la necesidad de que sea cambiado ese dispositivo. Es decir, adoptar un nuevo sistema económico, para salir del abismo al que Bolivia fue conducida, por un denominado “instrumento político”, que emergió hace alrededor de veinte años, bajo la bandera de “kawsachun coca”, pero carente de todo sentido nacional y democrático e inclusive lógico.
La idea simple de “cambio de modelo económico” empezó, en primer lugar, en forma incorrecta, pues parece una sugerencia que proviene de algún aficionado a la actividad política estudiantil. Es más, han sugerido lo mismo algunos partidos que actualmente se encuentran en la arena política del país. Por su parte, giran no sólo en torno a emociones pedestres, sino que, además, no perciben la realidad del país.
Bolivia requiere con urgencia un programa amplio, que esté propuesto por un partido de reconocidos valores y refleje las características socio-económicas del país y sea expresión de sus necesidades y sus objetivos históricos, lo cual no puede ser limitado infantilmente a “cambio de modelo económico” o cosa parecida. Tampoco debería ser reducido a consignas abstractas, como “proceso de cambio” y otros, que solo llevan a que la población marche hacia el abismo, como sucede ahora en el país.
De otro lado, cualquier intento de cambio de “modelo” requiere de un partido político que represente al pueblo boliviano y ofrezca soluciones para los grandes problemas que afectan su salud. En efecto, no basta ofrecer medidas parciales, como un cambio de modelo económico, sino una propuesta completa, con el propósito de corregir los numerosos y enormes errores cometidos por el MAS desde el año 2006.
Se puede recordar, al respecto, que algunos demagogos que asaltaron el poder no tuvieron escrúpulos al dedicarse a destruir la nación, saquear los fondos del Estado, llegando a poner al pueblo de rodillas, solamente para satisfacer sus bajas pasiones y no enfrentar la cruda realidad, como la actual de crisis económica, social y política.
Sería prudente que los gestores de solamente un cambio de “modelo económico” no se dejen seducir por cantos de sirena y terminen cometiendo equivocaciones que pueden resultar peores que la enfermedad. Es más, que pongan fin a la espontaneidad en la actividad política y la eleven al nivel de la conciencia, de la reflexión profunda.
Lo cierto es que ya no se puede aceptar parches ante la gravedad de los problemas actuales que agobian a millones de bolivianos, los que esperan que las agrupaciones políticas se esmeren para presentar verdaderos y sostenibles planes de transformación en varios niveles. En caso contrario, los verdaderos cambios que espera nuestra sociedad seguirán siendo solo sueños.