Que el cocalero Morales proponga al país, con tono de Corleone, que la reconciliación se dará sólo si todos los bolivianos aceptan que su renuncia y posterior fuga fue producto de un “golpe”, es una infamia.
Que sus jueces, como perros sumisos, hayan ordenado nuevas detenciones, para dar testimonio de que es así y mostrar que ellos mueven la cola cuando el amo hace un chascarrillo, es una infamia.
Que el GIEI haya informado que en las jornadas de 2019 los atropellos a los derechos humanos se produjeron tanto en el gobierno del cocalero como en el de quien tuvo que reemplazarlo cuando él fugó, pero que el fiscal Lanchupa decida iniciar un juicio sólo a la reemplazante, es una infamia.
Que la reemplazante siga en la cárcel, incluso muy enferma, mientras el otro aludido por el GIEI siga en libertad con ademanes de dictador, por encima del que figura como presidente, es una infamia.
Que la Unión Europea insista en pedir que se libere a la reemplazante, y lo mismo haga la ONU, pero que los perros sumisos que se dicen jueces, la mantengan en la cárcel, es una infamia.
Que el general Gonzalo Terceros, ya detenido, haya sido acusado con nuevos cargos por haber declarado que el cocalero Morales le dijo en noviembre de 2019 que deseaba incendiar la ciudad de La Paz y que para ello tenía un ejército de 10.000 masistas, es una infamia.
Que el comandante de las FFAA, general César Vallejos, haya sostenido el 7 de agosto que la institución no participó en un golpe en 2019, y que la “justicia” que lleva el caso no le haya tomado en cuenta para desbaratar la tramoya, es una infamia.
Que los jóvenes de la defensa cochala sean perseguidos y detenidos sólo porque no querían que se repitieran los asesinatos de los cocaleros de Morales, que en 2007 mataron a golpe de machete a Cristian Urresti en Cochabamba, es una infamia.
Que el país gaste tantos recursos para tratar de convencer al mundo que la fuga del cocalero en 2019 fue consecuencia de un “golpe”, pero que en una reunión de trece países sólo tres, los más desprestigiados, le hayan apoyado, es una infamia.
Que los pueblos originarios del oriente tengan que hacer marchas para defender sus tierras, que en este momento son incendiadas por los cocaleros de Chapare, y que el gobierno dirigido por el títere Arce les diga que esas tierras pertenecen a pueblos de otras regiones, es una infamia.
En fin, que el masismo está fatigando la infamia.
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