martes, enero 14, 2025
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Argentinos cruzan en masa a Bolivia por Aguas Blancas para hacer compras

La frontera entre Argentina y Bolivia se convirtió en un hervidero comercial. Según el periodista especializado en economía de Tarija, David Maygua, “alrededor de 2.000 argentinos cruzan diariamente a Bermejo durante la semana, mientras que los fines de semana esa cifra puede alcanzar los 3.000, solo por el paso de Aguas Blancas”.

Este flujo masivo responde a la marcada diferencia de precios entre ambos países, intensificada por la devaluación del peso argentino y un tipo de cambio más favorable en el mercado paralelo boliviano. En Bolivia, con el equivalente a 1,100 pesos argentinos (que apenas alcanzan para un refrigerio en su país), los compradores pueden disfrutar de un almuerzo completo o adquirir productos básicos como alimentos, ropa, repuestos de vehículos y electrodomésticos a precios competitivos.

La economía informal domina el paso entre Aguas Blancas y Bermejo, donde los comerciantes se benefician de la demanda argentina. Bermejo cuenta con un robusto mercado mayorista que ofrece alimentos no perecederos, textiles y calzado, además de un sector automotriz en el que destacan los repuestos y neumáticos, cuya diferencia de precio es significativa.

Sin embargo, gran parte de este comercio opera en la irregularidad. Los gomones y chalanas, embarcaciones improvisadas construidas con cámaras de camión, son el principal medio de transporte para personas y mercancías a través del río Bermejo. Aunque representan una proeza de destreza humana, también son un peligro para los usuarios, pues su inestabilidad ha causado múltiples accidentes fatales.

CONTROL FRONTERIZO LIMITADO

El paso irregular parece contar con una aceptación implícita de ambos gobiernos. En Bolivia, las asociaciones de gomeros y chalaneros están formalmente reconocidas, mientras que del lado argentino se habilitó infraestructura como caminos y alumbrado público que facilitan el acceso al río.

A pesar de los intentos esporádicos de control, los operadores simplemente trasladan sus actividades a puntos no vigilados, manteniendo el flujo constante de personas y mercancías. En este contexto, el cruce fronterizo no depende de regulaciones estrictas, sino de las condiciones climáticas y la buena voluntad de los involucrados.

La situación refleja una dinámica transfronteriza compleja, marcada por la necesidad económica y las desigualdades cambiarias, que convierte a Bermejo en un imán comercial para los argentinos. (Brújula Digital)

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