La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) advirtió que la suspensión de exportaciones de aceite decretada por el Gobierno nacional amenaza con provocar la quiebra inminente de más de 14.000 productores de soya en el país, de los cuales el 80% son pequeños agricultores.
La medida también pone en peligro los ingresos de 2.000 millones anuales y más de 120.000 empleos directos e indirectos que genera la cadena productiva oleaginosa, considerada la más importante para la economía nacional.
“La prohibición de exportar nos genera incertidumbre porque puede causar la suspensión de la compra de nuestra producción por parte de exportadores e industrias, dejando a los productores sin una fuente de financiamiento para afrontar los altos costos de producción de esta campaña de verano y con deudas por insumos y semillas. Esto amenaza no solo su sustento, sino la estabilidad de toda la cadena productiva, desde los transportistas hasta los proveedores de insumos y maquinarias”, afirmó el presidente de Anapo, Fernando Romero.
Además, la medida repercutirá en la planificación y siembra de cultivos de rotación como maíz, sorgo, trigo y girasol, esenciales para la seguridad alimentaria y el suministro de insumos en cadenas alimenticias como la avícola, porcina, lechera y ganadera.
Esa situación se suma a una crisis previa provocada por la sequía, la escasez de dólares, el incremento en los costos de los insumos y la insuficiente provisión de diésel, profundizando aún más los problemas para los productores soyeros que quieren producir alimentos para el país.
Anapo alertó que el tiempo es crítico y que de mantenerse la medida, en los próximos tres meses, pueden significar la quiebra de la más importante cadena productiva que tiene el país.
“Instamos al Gobierno nacional a reconsiderar esta medida y a trabajar en soluciones estructurales que combatan el contrabando a la inversa y la especulación, sin desincentivar la producción. Los productores estamos demostrando que a pesar de todas las dificultades vamos a producir alimentos para el país, pero necesitamos tener certidumbre y seguridad de acceso a los mercados interno y para las exportaciones, que son esenciales para la estabilidad económica del país”, concluyó Romero.
El analista económico Gonzalo Chávez, respecto a la medida del Gobierno, indicó que la decisión gubernamental daña al generador de los dólares y la medida es absolutamente irresponsable, de gente que no conoce cómo es el comercio exterior.
Divisas
Por su parte, el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, lamentó que cuando más necesita Bolivia traer divisas, se genera una media desde el sector público que preocupa a los productores.
Desde autoridades de Gobierno se estima que la medida tenga una duración de tres meses, además indican que la misma no afecta a todo el complejo soyero, pues otros productos pueden ser exportados.
Como se recordará, Bolivia exporta aceite a países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), Colombia, Ecuador y Perú, que es el principal mercado para la producción agroindustrial.
La afectación que podrían tener los exportadores de aceite y el país en general, por la suspensión temporal de las exportaciones de este alimento “es básicamente nula”, afirmó ayer el viceministro de Comercio y Logística Interna, Grover Lacoa.
La autoridad explicó que en el país, “el complejo oleaginoso no solamente exporta aceite refinado, sino también aceite refinado de soya, harina de soya, aceite bruto y refinado”, todo ese conjunto de producción no está afectado por la limitación de exportaciones que el Gobierno determinó ayer.
Por su parte, Rodríguez sostuvo que aunque sea temporal, es un golpe, y no es la forma de solucionar lo que pasa en el mercado nacional, donde el producto subió de precio y en algunos casos escasea.
Se extrañó que pese a tener coincidencia entre el agro y autoridades de Estado, en reuniones realizadas la semana pasada en Santa Cruz, sobre el cumplimiento de la provisión de productos al mercado nacional al precio fijado, se haya tomado la medida unilateral.
Para Rodríguez, el problema está en la demanda y no en el sector agroindustrial, es decir, en la comercialización del producto por gente inescrupulosa y acaparadora, que especula con el aceite y también saca de manera ilegal a mercados vecinos.
En ese contexto, aseguró que cortar las exportaciones no solucionará el problema, y además el remedio puede ser peor que la enfermedad, por ello pidió a las autoridades hacer su trabajo.
Exportadores
Entretanto, la Cámara Nacional de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones en Bolivia (Caneb) considera que la medida anunciada por el gobierno afecta a uno de los productos con mayor valor agregado de todo el complejo oleaginoso, el aceite comestible, lo cual es contrario a las políticas de industrialización impulsadas por la autoridad.
En ese sentido, el sector exportador expresa su enérgico rechazo a la medida anunciada, ya que el país no puede quedarse sin una de las principales fuentes de atracción de divisas como es el sector agroindustrial y dentro de éste el complejo oleaginoso.
“Nuestro país actualmente tiene una de las inflaciones más altas de la región. Bolivia enfrenta la inflación más alta de sus últimos 15 años, con un 7,94% medida a 12 meses, y una inflación en ‘Alimentos y Bebidas No Alcohólicas’ que ya alcanzó los 2 dígitos, colocándose en un 11,94%”, señala la Caneb a través de un comunicado.
La suspensión de exportaciones anunciada se da, además, en el peor momento posible. “Actualmente, la economía no tiene un abastecimiento garantizado de diésel para encarar la campaña productiva de verano. Tampoco hay suficiente arroz ni harina en los mercados. Si no se prevé con responsabilidad el desarrollo de la campaña de verano, tampoco habrá suficiente maíz, sorgo, azúcar, soya, ni otros subproductos que permiten la producción pecuaria de pollos, cerdos y lechería”, alerta.
Con cifras de enero a septiembre de 2024, Bolivia exportó 110 millones de dólares en aceites comestibles. El año pasado, en el mismo período, también exportó 110 millones. La medida no afectará solo a una parte del complejo productivo oleaginoso, sino que tendrá implicaciones sobre la totalidad de este, donde intervienen: proveedores de insumos agropecuarios, productores primarios de soya y girasol, plantas de molienda, el sector de transportes, la distribución y comercialización. Se trata de un sector que durante el 2022 movió 2.400 millones en exportaciones.
La inflación es el impuesto más regresivo. Este tipo de medidas causan inseguridad, incertidumbre, e introducen mayores ruidos al funcionamiento de los mercados, generando espacios donde afloran el agio y la especulación.
Es importante que el Gobierno razone profundamente sobre las implicaciones de la medida anunciada, sobre todo, por la cantidad de transacciones intersectoriales que tiene el sector agroindustrial (oleaginoso en particular) con el resto de la economía. “No tener funcionando normalmente un complejo productivo de esta envergadura puede ser perjudicial para la oferta de alimentos clave de la canasta básica, lo cual puede generar presiones inflacionarias que podrían descontrolarse con mucha rapidez”, concluye.
Los exportadores expresaron preocupación por la determinación del Gobierno, de suspender las ventas de aceite al mercado exterior y advierten que la decisión sólo genera inseguridad jurídica y aleja la inversión privada, según el gerente general de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Marcelo Holguín.
Impacto en cifras a soyeros
$us 2.000 millones anuales: ingresos de exportación de aceite y harina.
14.000 productores afectados: el 80% pequeños agricultores.
Más de 120.000 empleos: directos e indirectos en riesgo.
Producción de 6 millones de toneladas de granos de soya, maíz, trigo, sorgo y girasol.