Confirmando la incertidumbre con que se realizaron las elecciones para magistrados, es posible considerar errores y deficiencias observados durante el proceso electoral realizado el domingo pasado. Los mismos revelaron aspectos que confirman, una vez más, por qué la ciudadanía asistió a las urnas en medio de creciente pesimismo.
Entre otros detalles, será que no tuvieron la iniciativa de hacer conocer que no se trataba de “elecciones judiciales”, sino simplemente de magistrados, lo que confundió a numerosos votantes, que consideraron que se dio una instrucción para que no se produzca ausentismo en las mesas donde debían votar.
En segundo lugar, durante el tiempo de duración de la votación fue posible advertir que, algunas personas de la edad tercera edad que asistieron a emitir su voto, fueron rechazadas por los jurados, con el pretexto de que sus nombres habían sido borrados del padrón respectivo, como si no existiese la vigencia del voto universal. En esa forma, se estaba retrocediendo al siglo pasado, cuando los que estaban gobernando representaban al régimen oligárquico colonial y aplicaban no solo la discriminación sino también el racismo para imponer a sus candidatos.
Otro aspecto que preocupó a los electores fue que, en el momento de emitir su voto, se encontraron con papeletas con las figuras de los candidatos a magistrados, pero no se conocía sus méritos. Esa omisión llevó a votantes a declarar su voto como nulo. Y en algunos sitios se encontró a jóvenes que ofrecían boletas de voto con los nombres ya marcados.
En las filas, además de ser largas, algunos no querían emitir su voto debido a que los candidatos ya habían sido preseleccionados, lo cual negaba la vigencia del sufragio universal. Por otra parte, mientras los que tenían impedimentos hacían filas por varias cuadras para justificar su ausencia en las urnas, otros esperaban recibir consejos para saber cómo votar.
Al mismo tiempo, resultaba notorio que desde antes que terminen las elecciones, funcionarios del Tribunal Supremo Electoral ya afirmaban que las elecciones fueron “exitosas”, resultado que solo se puede saber con datos de fondo y no solo de forma, o sea cuando sean conocidos los totales de votos emitidos, ya fuesen legales, nulos, pifiados, etc. Al mismo tiempo, se notó malestar cuando la ciudadana supo que la información final solo sería conocida después de tres días y no en boca de urna o en la noche. Esa falla hizo dudar a los ciudadanos votantes. Se comenzó a sospechar que se produciría alguna forma de fraude a favor de algunos candidatos, de indudable inclinación hacia el partido gobernante. Esa duda hizo decir a algunos electores que en esa forma la elección era anticonstitucional.
En fin, la elección del domingo si bien se produjo en aparente ambiente de tranquilidad, en el fondo fue errónea y habrá que esperar para conocer los resultados finales. En ese sentido, algunas autoridades al parecer consideran, equivocadamente, que, en estas elecciones de magistrados, como en otras anteriores, la forma es más importante que el fondo.