El país se conmovió ante la noticia de que murió don Mario Castro, una vida dedicada al periodismo, la radio y la cultura, una figura señera de la radio y un ejemplo de virtudes y cualidades inigualables que despertó la admiración y cariño de todo el periodismo nacional y se convirtió desde hace muchos años en honra del país. Mario Castro, cuya voz le deparó afecto y admiración, supo honrar las virtudes y cualidades de quien siendo periodista y hombre de radio, hizo que la nación boliviana sea conocida y comprendida en muchos de sus problemas y se conozca cuán importante es su cultura.
Sus virtudes y conocimientos hicieron de él un profesional del periodismo, cuya amplia cultura lo colocó entre lo mejor y más graneado del periodismo latinoamericano. Mario transmitió virtudes, calidad humana y amor al país mediante las radios que fundó y dirigió, entre ellas, Altiplano, Cristal y Cumbre.
Hombre de gran valía, profunda cultura, sensibilidad y decencia, sembró valores y señorío con la convicción de que Bolivia poseía virtudes, cultura, educación y calidad humana.
Formó una familia preciosa con la artista y honra intelectual Mabel Rivera, formó hijos dignos de admiración. Grupos de amigos se honraron con su amistad y trataron de aprender de sus virtudes y cualidades. Fue amigo y hermano para todos, colega ejemplar y mostró lo mucho que puede hacer un gran intelectual, tan solo con la práctica de un mínimo de virtudes y cultura.
Un largo y proficuo currículo vitae señala lo que fue Mario Castro y lo mucho que se esperaba de él. Bolivia es el país que amó y al que sirvió con decencia. Con grandes dotes de honestidad y amor entrañable, demostró cuánto se puede hacer cuando se quiere, como Mario Castro, a la patria grande y entrañable.
En síntesis, hay dolor por la partida de un entrañable colega, amigo y hermano; paz y honra en su tumba. Fue un ejemplo para quienes lo conocieron y compartieron sus cualidades.
Mario Castro, honra del periodismo y de la función radial
Armando Mariaca V.
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