Los realizadores recurren al Consejo Cultural Oceánico para guiar la representación cultural de las islas del Pacífico
A los realizadores en Disney Animation les gusta transportar a las audiencias a lugares nunca vistos o imaginados. La clave para que los personajes más mágicos o los lugares más fantásticos resulten creíbles para las audiencias reside en anclar la historia en la realidad. Esto puede lograrse al incorporar la física del agua o del clima en una simulación del océano, al poblar una isla con vegetación que realmente existiría en ese tipo de geografía, o al asegurarse de que los personajes remen una canoa (basada en canoas reales de la época) de la forma apropiada. Este trabajo requiere de mucha investigación y de querer aprender de los especialistas. “Nos metemos de lleno en cada uno de los detalles cuando hacemos una película” –dice la directora cultural Kalikolehua Hurley–. “En MOANA 2, cada cuadro que se ve en pantalla fue creado con mucho cuidado, integridad y colaboración. Realmente queremos que nuestras historias celebren y les hablen a las comunidades y las culturas que las inspiraron”.
Para la directora Dana Ledoux Miller, captar la verdadera esencia de las islas del Pacífico y sus comunidades era muy importante. “Soy samoana y no es muy común vernos representados en la pantalla, definitivamente no al nivel masivo que tiene una película de Disney –dice ella–. Estaba embarazada de seis meses con mi primer hijo cuando vi la primera película. Me emocioné con la primera canción, cantada en tokelauano y samoano, y escuchar esas hermosas palabras con tanta intensidad en una sala de cine tan grande llena de gente, me hizo pensar que mi hijo iba a nacer en un mundo tan distinto al que yo me crie. Lo que es posible ha cambiado mucho. MOANA cambió la narrativa sobre los isleños del Pacífico, sobre quiénes somos y lo que es posible”.
Así como ocurrió en la primera película, los realizadores armaron un equipo de especialistas en antropología, historia, danza y movimiento, canoas y navegación, lingüística y diversas prácticas culturales de las islas del Pacífico. El grupo, el Consejo Cultural Oceánico, contaba con asesores que formaron parte del grupo que asesoró en la primera película, así como también nuevos integrantes. “Buena parte de nuestra historia está basada en la mitología y las culturas de las islas del Pacífico –dice la productora Christina Chen–. Era crucial que cada paso, cada decisión, tanto para los personajes como para la creación del universo, fuera hecho de forma respetuosa. Nuestro Consejo Cultural nos ha acompañado en cada momento mientras creábamos el mundo fantástico de Moana. Desde asesorarnos sobre cuestiones culturales y brindarnos apoyo con referencias para el diseño de coreografías y los idiomas, hasta permitirnos adentrarnos en la mente y vida emocional de un navegante, ellos y su colaboración con nosotros ha ayudado a impulsar el desarrollo la historia”.
El Consejo Cultural Oceánico está conformado por más de una docena de expertos en una variedad de campos. Hurley, que es oriunda de Hawái, lidera el Consejo Cultural, y aporta sugerencias a partir de su propia experiencia de vida.
