La economía boliviana cerró la gestión 2024 con un alto déficit, escasez de dólares, irregular distribución de combustibles y una inflación de casi dos dígitos, y para este 2025 la situación no cambia, puede empeorar por segundo año consecutivo.
Según una encuesta realizada por Ipsos Ciesmori, el pesimismo de los bolivianos sobre la economía es muy alto y les preocupa el incremento de precios, al igual que los impuestos.
El año empezó con un rechazo unánime al artículo séptimo del Presupuesto General del Estado (PGE) 2025, que establece confiscación de alimentos, que sólo provocará mayor inseguridad jurídica y una menor producción de alimentos.