Rory Branker y María Gabriela Lara G., en “Destacadas”, hacen un interesante análisis sobre lo que se debe hacer en este año. En el artículo “55 conceptos para sobrevivir al 2025”, comienzan preguntando ¿estamos listos para abrazar un futuro que se construye sobre la intersección de la tecnología, la economía y la filosofía? En esta nota exploramos 55 ideas clave que, sin duda, moldearán el entramado de nuestra realidad en el nuevo año. Por razones de espacio, extraemos solo lo que más podría interesarnos.
Inflación Persistente: es una situación donde el incremento de los precios se mantiene durante largos periodos, afectando el poder adquisitivo de los consumidores y la estabilidad económica. En 2025, este fenómeno seguirá siendo relevante por las disrupciones post-pandemia, tensiones geopolíticas y presiones sobre las cadenas de suministro. Los países tendrán que diseñar políticas más creativas para controlar la inflación sin desacelerar sus economías, y los ciudadanos buscarán estrategias para preservar el valor de sus ingresos y ahorros.
Automatización Laboral: La integración masiva de inteligencia artificial y robots en manufactura, servicios y logística desplazará trabajos tradicionales, generando debate sobre empleabilidad y redistribución económica. En este año las empresas deberán enfocarse en la recapacitación de sus empleados para mitigar la desigualdad y garantizar una transición equilibrada hacia un mercado laboral automatizado.
Fatiga Democrática: En 2025, el desencanto con las democracias tradicionales podría intensificarse, debido a la percepción de ineficacia frente a problemas globales como la desigualdad, el cambio climático y los conflictos sociales. Esto obligará a los gobiernos a innovar su relación con los ciudadanos, incorporando herramientas tecnológicas y promoviendo mecanismos participativos más simples y humanos.
Dolarización Digital: La adopción de monedas digitales emitidas por bancos centrales, o descentralizados, como las criptomonedas redefinirá el comercio y las finanzas globales. Estas soluciones digitales permitirán transacciones más rápidas y seguras, pero también aumentarán la competencia entre sistemas monetarios tradicionales y emergentes.
Minimalismo Financiero: Simplificar las finanzas personales se convertirá en una tendencia clave, ya que muchas personas buscarán reducir su estrés económico en un entorno de incertidumbre. Ahorrar, eliminar deudas y priorizar experiencias sobre bienes materiales serán estrategias populares.
Economía del Tiempo Libre: La valorización del ocio cobrará mayor relevancia, especialmente donde la automatización deja más tiempo disponible. Sectores como turismo, entretenimiento y actividades recreativas se expandirán, mientras que las empresas buscarán integrar políticas que fomenten un balance vida-trabajo más saludable.
Economía del envejecimiento: Sociedades con poblaciones mayores tendrán que rediseñar productos, servicios y políticas para satisfacer las necesidades de los adultos mayores. Incluye desde tecnología accesible hasta servicios de salud más especializados y sostenibles.
Populismo digital: Usa redes sociales para movilizar masas y desafiar al establishment. Con discursos simples y emocionalmente cargados, los líderes populistas pueden llegar directamente a sus audiencias, muchas veces sin intermediarios, reconfigurando el panorama político.
Con 55 conceptos, los autores citados hacen una serie de recomendaciones a tono con la realidad del Siglo XXI.
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