miércoles, enero 15, 2025
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Dictadura miserable

Jhonny Vargas

Es inevitable el hundimiento de la dictadura de Nicolás Maduro Moros, Venezuela no soportará por mucho tiempo la injusticia y la perversidad del socialismo del Siglo XXI. Está más cerca que nunca la victoria de la razón, la libertad, la fraternidad del pueblo latinoamericano, que le ha dado la espalda al dictador. Latinoamérica pronto será liberada de las calamidades que dejó a su paso el castro chavismo. Pronto también Bolivia será liberada del vicio y la ignorancia de su casta política. Esta lucha política, aparte de ser cultural, es también material y espiritual. Este movimiento liberal es una fuerza social e intelectual liberadora. Pero antes de todo cambio se debe enseñar al pueblo a tener conocimiento y conciencia para no votar por los políticos tradicionales de siempre. No podemos resignarnos ante esta miserable realidad, donde un dictador apoyado por la cúpula militar se imponga al voto popular, vulnerando la voluntad del soberano, desconociendo los resultados, perpetrando un fraude monumental, apoyado por la tecnología para manipular los resultados de una elección.

Hay que luchar contra esta realidad miserable que vive Bolivia, contra la injusticia existente, donde el criminal anda suelto en las calles y el mal reinante realiza marchas para defender lo indefendible, para justificar lo injustificable. Por qué tenemos que seguir los bolivianos, cubanos y venezolanos aguantando el enriquecimiento de una minoría dirigencial  insignificante, a expensas del sacrificio de la gran mayoría de estos pueblos. Siguen dilapidando los recursos económicos, siguen explotando nuestros recursos naturales para beneficio del crimen organizado internacional. Ellos solo saben oprimir y reprimir a sus pueblos, los necios que siguen apoyando a estas dictaduras, son presas del engaño de los demás y del engaño propio. A ellos no les interesa la patria, solo quieren el poder y utilizan a los más humildes para lograr sus objetivos.

Nadie quiere repetir la historia de Venezuela en las próximas elecciones generales de Bolivia. Es que la situación boliviana amerita cambios profundos y radicales. Los candidatos presidenciales solo ofrecen soluciones “parche”, ninguno de ellos habla de regenerar la política, siguen con las mañas del pasado, dejando a sus hijos como herederos de su poder. El nepotismo no puede ser más antidemocrático y lo vemos hoy como algo normal dentro de la cultura política boliviana. Por señales como ésta, muchos países nos consideran uno del tercer mundo, ni siquiera en vías de desarrollo, seguimos siendo campeones en toda forma de corrupción y abuso de poder. Otros hablan de renovación nacional, cuando ni siquiera están preparados profesionalmente para hacerse cargo del país, como si la renovación se redujera a ampliar la participación política para los jóvenes y a utilizarlos como carne de cañón.

Es cierto, hay que barrer lo viejo y comenzar a crear lo nuevo. Lo viejo son los partidos políticos tradicionales, son los vividores de la política tradicional, son los viejos intereses políticos y económicos mezquinos, son las malas prácticas políticas de siempre. La verdad no es un problema de edad, es un problema de visión de país, la experiencia histórica nos demuestra que, en el caso boliviano, esta decadencia que estamos viviendo es producto de la intransigencia y la falta de apertura política. No queremos la unidad de los lideres entre ellos de manera cerrada, entre cuatro paredes, queremos la unidad de sus líderes con el pueblo, que pueda comprender sus necesidades y pueda dar una solución práctica a sus problemas cotidianos. Pero nuestros falsos salvadores solo saben acumular más poder.

El régimen del MAS, al igual que el régimen de Maduro, son una casta minoritaria que administra el Estado como un negocio privado, reproduciendo el poder de una mafia política viciada y perversa. Para ellos prima el cálculo egoísta, la dignidad es un simple valor de cambio. El MAS no quiere salir del poder, porque no terminó de cumplir su tarea, que es la explotación descarada del litio, último recurso estratégico que tiene Bolivia. Por eso ocurre la firma de contratos apresurados con empresas transnacionales chinas o rusas. A estos países imperialistas, solo les interesa el dinero que pueden sacar de los recursos de Bolivia, lo mismo que a EEUU, que con su futura geopolítica expansionista solo pretende conservar y recuperar el poder perdido en Latinoamérica. Venezuela parece ser la puerta de entrada para recuperar el dominio perdido en esta parte del mundo. La lucha por el poder será voraz.

Bolivianos, basta de concentrar el poder en manos de unos pocos, que se turnan para ser candidatos y salvadores de la crisis, que siguen figurando en la arena política desde hace casi 30 años, ya no queremos figuretis de la política. Bolivia nada tiene que perder, por el contrario, tenemos un mundo que ganar con la extinción de los políticos de siempre, hay que luchar por un nuevo orden político, a la cabeza de verdaderos hombres de Estado, que tienen la voluntad de propiciar un cambio político en el país. Las murallas del nepotismo, del amiguismo, del despotismo, del burocratismo y del socialismo deben ser derribadas para siempre. Este Estado Plurinacional necesita recibir del pueblo boliviano una educación y un mensaje muy severo. El poder no debe concentrarse en manos de flojos, mentirosos y ladrones. El progreso del país no puede estar en manos de los destructores del país, basta de perversidad canibalesca, cegada por los deseos de poder y lujuria de una minoría resentida y rencorosa, que no quiere soltar el poder. ¡Basta!

 

Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.

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