miércoles, enero 15, 2025
InicioSeccionesOpiniónAscanio Arosemena Chávez
Desde la tierra

Ascanio Arosemena Chávez

Lupe Cajías

Tu nombre, Ascanio Arosemena Chávez, me quedó grabado para siempre, aunque era una niña cuando la bala de un gringo cortó tus 20 años recién cumplidos. Ni me olvido de tu rostro mulato, tu azabache cabello crespo; la sonrisa tierna en esa foto con el uniforme del Instituto Nacional; el esfuerzo marcado en tu rostro cuando cargabas a un herido, quizá tu última mirada retratada para la inmortalidad.

Fuiste el primero en caer en la “Gesta Heroica” del 9 de enero de 1964 cuando los jóvenes panameños decidieron izar la bandera de las dos estrellas en la Zona del Canal: “Un solo territorio, una sola bandera”.

Aunque entonces ya estudiabas en una escuela profesional, fue en el Instituto secundario donde aprendiste que el barrio enmallado, prohibido para los panameños, era parte de tu patria. Participaste activamente en las organizaciones culturales, humanitarias y deportivas. Fuiste voluntario en la Cruz Roja Juvenil.

Como muchos istmeños acumulaste bronca al aprender las lecciones de historia. El presidente de Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, había asegurado en 1903 que él había tomado la reciente república, desprendida de Colombia por una serie de asuntos internos, disputas entre conservadores y liberales y la intervención de Washington. “I took Panamá” se convirtió en el resumen del imperio pisoteando a América Latina y el Caribe. Su principal objetivo era apoderarse del ambicioso proyecto de un canal que uniría el Atlántico con el Pacífico para potenciar el comercio mundial y el control militar.

El Canal de Suez en África era una flamante muestra de lo que se podía conseguir uniendo corrientes de agua; su constructor, el diplomático francés Fernando de Lessep había fracasado en Panamá por varios motivos. Uno de los más importantes fue la mortandad de los trabajadores por la fiebre amarilla y la malaria. Ese fue uno de los primeros contactos de tu patria con mi patria Bolivia, pues los médicos itinerantes Kallawaya de Charazani fueron contratados para usar la quinina y otras plantas, una apasionante historia de la sabiduría colla. Llegaron a Portobello, por donde tantos buques repletos de la plata potosina habían transitado.

Estados Unidos concluyó la construcción superando los obstáculos naturales y técnicos y se apoderó de su administración creando, además, una zona desde Colón a la capital donde regían sus normas. Los reclamos panameños contra esa imposición fueron permanentes, algunos más contundentes que otros, pero aislados.

La mañana del 9 de enero de 1964 cambió la historia. Un grupo de estudiantes trepó la valla para bajar la bandera estadounidense enclavada en la Zona e izar la bandera de la doble estrella azul y roja. En las semanas previas se habían acumulado una serie de incidentes contra los llamados “zonian”, los más racistas entre todos los habitantes del lugar. La fotografía queda en la retina. Muchachos venciendo aquel símbolo del imperio con su enseña en alto, segundos antes de ser asesinados.

Recuerdo muy bien la indignación de la población, ricos y pobres, chombos y rabiblancos, descendientes de españoles, sefarditas, libaneses, chinos y coreanos. Multitudes marchando al mismo punto que separaba la capital panameña del enclave colonial. Más disparos, más muertos, más heridos. Una gesta formidable que debería ser enseñada en todo el continente.

Tú, Ascanio, ayudabas a recoger a los heridos hasta caer asesinado. Fuiste el primero en morir. Seguramente sin imaginar que el “Día de los Mártires” abriría el cauce profundo para la recuperación de la soberanía panameña en todo su territorio. El sacrificio de los 22 manifestantes y 500 heridos no fue en vano. Poco después, los miembros nacionalistas de la Guardia Nacional tomaron la posta. El General Omar Torrijos Herrera trazó desde su primer gobierno una hoja de ruta para recuperar el canal y la zona del canal para los panameños.

Estableció relaciones diplomáticas con los países árabes, con las nuevas repúblicas africanas y visitó América Latina, aun a los dictadores, para convencerlos que la causa panameña era justa. Tuvo, como otros políticos y diplomáticos panameños, especial cariño por Bolivia y su pérdida de acceso al mar. Por ello, Panamá fue país aliado de Bolivia en diversas conferencias internacionales donde se trató el tema marítimo, como en octubre de 1979 en La Paz.

La estrategia de Torrijos fue ganar votos en todos los foros mundiales. Difundió la situación inaceptable para el Siglo XX de un enclave imperial en el corazón del continente. Dio asilo al Sha de Irán, como también a los guerrilleros sandinistas, a los salvadoreños, a los exiliados del M-19, a Jaime Paz Zamora. Su amplia visión le permitió arrinconar al principal poder del mundo.

En alguna ocasión aseguró que si Washington no devolvía el Canal por las vías diplomáticas estaba dispuesto a hacer volar las esclusas que unen los dos mares.

Fue una larga negociación hasta la firma de los Tratados de 1977, suscritos por Omar Torrijos presidente de Panamá y James Carter, presidente de Estados Unidos para la devolución paulatina de la administración del Canal hasta la medianoche del 31 de diciembre de 1999.

Un ejemplo que Bolivia pudo seguir con su reclamo centenario. Dudo que cancilleres como David Choquehuanca, Rogelio Mayta o Celinda Sosa estudien cómo sucesivos gobiernos panameños lograron posicionar su reclamo en el centro de las deliberaciones mundiales.

En vísperas del nuevo cambio del mandato en la Casa Blanca, medio siglo después de tu muerte, Donald Trump amenaza otra vez a la soberanía de Panamá. Reclama por la presencia de empresas chinas, como si el Palacio de las Garzas tuviese que pedirle permiso.

Los yanquis usaron muchos argumentos para boicotear la devolución de la Zona del Canal. Uno de los principales fue que los panameños, de naturaleza alegre y amable, serían incapaces de administrar un complejo escenario. Los resultados, inclusive con la amenaza de la sequía, mostraron que eran más capaces que los gringos. El instituto de capacitación de los funcionarios del Canal lleva tu nombre, Ascanio Arosemena.

Tu país, tiene los mejores indicadores de Desarrollo Humano del subcontinente y del Caribe y las ganancias millonarias del Canal han ayudado a sacarlo del Tercer Mundo.

Panamá, recordado Mártir, es mi segunda patria. Ahí reside desde hace décadas parte de mi familia paterna. Pude disfrutar su hospitalidad en muchísimas ocasiones, incluyendo los brazos abiertos para recibir a los exiliados y la protección al binomio madre niño.

La amenaza de Trump es parte de sus delirios. Toda la América morena ha protestado. Sin embargo, hay que estar alertas. El halcón quiere robar nidos ajenos.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES