lunes, enero 20, 2025
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Tradición y cultura en Camargo

La fiesta del Niño Jesús en el Mentidero

Por Raquel Romero Torres

Entre montañas rojas, viñedos verdes salpicados de uvas rosadas, blancas y negras, un río corre desenfadado entre una banda y otra del pueblo de Camargo, en el centro, al frente de la plaza Vicente Camargo, se levanta blanca y majestuosa, la hermosa iglesia ecléctica – neoclásica y mudéjar- Santiago apóstol, la cual tiene más de un siglo y medio de antigüedad y es considerada como el patrimonio de los camargueños.

La Iglesia, con molduras talladas de ángeles, santos y hojas de acanto, no solo es única, también es vivificada por el fervor religioso de su gente.

Entre esta gente amable y cordial, viven los integrantes del grupo del Mentidero de la plaza, un grupo de personas que se reúnen en un determinado banco de la plaza a conversar a eso de las 21 horas. Si llueve se guarecen en la pérgola de la plaza -conocida como kiosco-, por lo que, como buenos previsores, se compraron banquitos desplazables por si la conversación se pone interesante, o también, otra posibilidad, es por si la lluvia se alarga.

El singular grupo de El Mentidero está conformado por personas de ambos sexos y edad respetable, su labor principal no solo es querer resolver el mundo en un banco de la plaza,  sino que se ocupan cada 11 de enero de preservar la tradicional Fiesta del Niño Jesús para los grandes, como también realizar una labor social cada año para regalar sonrisas y alegrías a los niños del pueblo recaudando fondos propios e institucionales, además de prestar ayuda desinteresada según las necesidades que se presentan.

La fiesta del Niño Jesús, está entre las tradiciones del pueblo, muy particular, es una fiesta que se pasa de año en año y existen varios grupos de personas cinteñas que la realizan en el mes de enero.

Sin embargo, en esta oportunidad, me refiero al grupo de El Mentidero, quienes la realizan cada 11 de enero y pasan la tinka a diferentes integrantes del grupo, de tres en tres este último tiempo, para que se encarguen de realizar toda la festividad con recursos propios.

Los pasantes o alféreces, celebran una misa para renovar su devoción en honor al niño Jesús en la única y majestuosa iglesia del pueblo y hacen bendecir al niño con el párroco, luego los pasantes a pie, llevan al niño al son de adoraciones y cañeros, seguidos por todos los integrantes de El Mentidero e invitados a una casa particular, donde colocan al Niño en un pesebre ubicado en un lugar muy especial, con espacio suficiente para que toda esta gente mayorcita que los sigue, pueda adorarlo.

La casa tiene mesas puestas, con mantelería blanca, picados y bebidas, todas alrededor, dejando un espacio al centro para la adoración. Y colocan tres sillas para los nuevos pasantes. Este año, Marcela Mendoza entregó a Karina Mendieta, Esther Almendras a Luis Balanza y Néstor Vacaflor a Hernán Barrera.

La posta de enero del 2026 tiene nuevos alféreces, quienes, ubicados al otro extremo del niño, pero frente a él, permanecen sentados mientras los integrantes del Mentidero y sus invitados adoran al niño al son de villancicos, con trenzados y mucha algarabía.

Luego de mucho adorar, siguen adorando, pero con el ritmo Parau ahicito – conocida popularmente como Paraguaycito-,  esta canción es muy particular, porque salen los integrantes de los Mentideros con canastas llenas de frutas, masitas y un zapallo grande adorando al son de la música, entre tanto, los organizadores se acercan a los nuevos pasantes, les colocan un pullo con el pan en forma de  niño en la espalda y los integrantes del Mentidero, se acercan con sus ofrendas para entregarles la tinka tirando un zapallo a sus pies hasta que se parta, este 2025 se partió en tres partes. Una vez hecho esto, salen también los nuevos pasantes cargando al niño en pullo a adorar junto a todos y del brazo de los que les pasaron la fiesta, para continuar bailando una cueca.

Todos felicitan a los pasantes, pues es un honor recibir tal responsabilidad para la fiesta del siguiente año y continúan los invitados sacándolos a bailar la tradicional cueca camargueñita, entre otras.

Una vez culminados estos actos de adoración, devoción y pase posta para el año que sigue, tapan al niño y comienza la fiesta, con cena, baile de todo tipo y variedad de bebidas de todo color y sabor.

Pero los Mentideros, no conformes con esta gala de tradición, misa, procesión, adoración y festeje al Niño; el domingo siguiente, aunque caiga al otro día, realizan una adoración con los niños del lugar en el pesebre gigante ubicado en el frontis de la Iglesia Santiago Apóstol, donde les regala una canasta con juguetes, chocolates, galletas, caramelos y mucho refresco para que los niños camargueños no se cansen de adorar al niño Jesús.

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