Estamos prestos a reiterar el homenaje a quienes hicieron posible este jirón patrio, que lleva el nombre de quien lideró el movimiento liberador. Se cumplirá, en consecuencia, el bicentenario de su fundación, entre avances y retrocesos, entre confrontaciones internas y externas, entre dictadura y democracia. Con una enorme deuda social, ante los sectores más desfavorecidos, pese a la bonanza económica, que generó otrora el auge gasífero. Que son numerosos entre la población nacional. Aún está lejano, por lo visto, el mundo mejor, por el que nuestros mayores se sacrificaron en las luchas emancipatorias.
Se han cumplido en días precedentes actos dirigidos a honrar la memoria de los manes de la Patria, tanto en la capital de la República como en la sede de Gobierno. Posiblemente aún haya otros en la agenda respectiva, a fin de reiterar el amor profundo a la tierra que nos vio nacer. Lamentablemente, alguna gente no ha acatado el embanderamiento que dispusieron las autoridades con motivo de la trascendental fecha.
Bolivia surgió como una respuesta al anhelo ciudadano de liberación. Fue un requerimiento profundamente enraizado en aquellos tiempos. Como un repudio a quienes esclavizaron a nuestros congéneres. Como un rechazo al saqueo de recursos naturales. De Potosí a España se podía haber construido un puente de plata, se dijo varias veces. Como un cuestionamiento a la actitud que asumieron los monarcas ibéricos.
Tomando en cuenta dichos antecedentes, Bolivia jamás será colonia ni base militar de alguna potencia. Hoy, cuando las naciones desarrolladas, de una u otra tendencia ideológica, compiten por sentar precedentes en el mundo. Ahora no se utiliza la cruz ni la espada para tal objetivo, sino el pendón ideológico que promueve el vasallaje. En aquellos países con pobreza y extrema pobreza en particular. Con fragilidad e inestabilidad económica que marcan el retroceso y la dependencia. El afán es ganar terreno para fines imperialistas o dominio del mundo. No recurren a violentas invasiones, con excepción de la invasión rusa a Ucrania, sino al mecanismo del recurso financiero. Invierten en mega obras en algunos países, como señal de su avance geopolítico.
Como homenaje a quienes nos legaron esta Patria, ningún político debería comprometer la soberanía nacional ni permitir la intromisión de fuerzas externas en asuntos internos. Tampoco debería incurrir en entreguismo a título de afinidad ideológica. Los políticos están conminados a preservar la independencia y soberanía que forjaron con sacrificio, esfuerzo y dolor, nuestros antecesores. Ello significará construir Patria y lo contrario significará destruirla.
Que las elecciones no quebranten el espíritu patriótico de la población movilizada para reiterar su sentimiento patriótico en esta ocasión. Que el discurso de los “falsos profetas” no distraiga la atención ciudadana, volcada a rememorar con respeto, gratitud y admiración, las acciones heroicas de quienes hicieron posible nuestra Bolivia.
En suma: honor y gloria a los fundadores de Bolivia.
El año del bicentenario
Severo Cruz Selaez
- Advertisment -