miércoles, marzo 12, 2025
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Perspectivas de la economía boliviana

Rolando Kempff Bacigalupo

Los empresarios bolivianos estamos buscando opciones creadoras de condiciones propicias para combatir los desafíos que enfrenta nuestro país.
Este año se celebra el bicentenario de nuestra Bolivia, donde hubo momentos importantes de progreso y avances en distintas áreas, pero también desafíos políticos, sociales y económicos.
Para entender nuestra evolución económica, es necesario destacar diversas etapas en nuestra historia; la era de la plata y posterior era del caucho, así como la del estaño. Recientemente, pasamos a la del gas y hoy esperamos ingresar a la era del litio.
La era del gas comenzó en los años 90. En los años posteriores, durante el gobierno del Movimiento al Socialismo, las exportaciones del crudo a países vecinos permitieron una bonanza económica que tuvo una duración significativa, permitiendo la subvención de combustibles para el mercado boliviano. Desde el 2005 hasta el 2023, las exportaciones de este importante recurso natural superaron los 60 mil millones de dólares y generaron Reservas Internacionales Netas por más de 15 mil millones de dólares.
Debemos remarcar que las subvenciones comenzaron durante la presidencia de Hugo Banzer (1997-2000), que congeló los precios de los combustibles. Luego, el gobierno de Carlos Mesa, a fines de 2004, hizo algunos ajustes y subió el precio de los combustibles.
Los empresarios venimos remarcando que la subvención a los carburantes es la causante del desabastecimiento de la gasolina y el diésel en algunas regiones del país, debido a que mensualmente son destinados 300 millones de dólares para mantener bajos los precios de los combustibles.
En Bolivia, el litro de gasolina está en 3,74 bolivianos y del diésel, 3,72 bolivianos por litro –aproximadamente 0,54 centavos de dólar– que se mantienen desde hace muchos años.
Estos son los precios del diésel: Venezuela 0,004 centavos de dólar, Ecuador 0,47 centavos de dólar, Bolivia 0,53 centavos de dólar, Colombia 0,60 centavos de dólar, Paraguay 0,98 centavos de dólar, Perú 1,017 dólares, Brasil 1,040 dólares, Chile 1,056. Así mismo, los dos países con los precios más elevados por litro de diésel son Argentina 1,24 dólares y Uruguay 1,29 dólares.
Para este 2025 –año que será mucho más difícil conseguir los dólares que necesita el país– el Gobierno tiene programado en el Presupuesto General de la Nación, para subvencionar el combustible, alrededor de 2.900 millones de dólares, que significa alrededor de 56 millones de dólares por semana.
Es cierto que se busca reducir el costo de la subvención. Está la iniciativa de la planta de biodiésel en Santa Cruz, que ya opera, y el próximo funcionamiento de una planta similar en El Alto, que podría estar operando en abril de este año.
Bolivia, hasta antes del 2014 producía más del 85% de carburantes que consumía y solo importaba un 15%. Ahora, la realidad se invirtió. Solo producimos el 15% de diésel y el 30% de la gasolina que necesitamos.
La falta de inversión para hallar nuevos depósitos de hidrocarburos –porque las políticas nacionales ahuyentan a los inversionistas– ocasionaron que la producción de petróleo y condensado baje, en una década, en más del 50%, de 18,6 millones de barriles en 2014 a 8,6 millones de barriles en 2023.
En el caso del gas natural, en el mismo período su producción bajó en 40%, de 21.766 millones de metros cúbicos de gas, a 13.122 millones de metros cúbicos.
La consecuencia lógica de estas reducciones en la producción de hidrocarburos fue la baja de las exportaciones que, a su vez, redujo los ingresos de divisas al país.
El año pasado, el Gobierno reconoció que el subsidio a los carburantes provoca problema en la economía nacional y propuso un referendo para decidir si se lo elimina o no. El intento –que no avanzó– fue criticado por los analistas, quienes remarcaron que la decisión es de las autoridades y no de la población.
Un efecto colateral de la subvención a los carburantes es la periódica escasez de gasolina y diésel, debido a la ilícita actividad del contrabando, a la que se suman otras ilegalidades, como el narcotráfico o la minería clandestina.
Los empresarios consideramos que se debe trabajar en recuperar los niveles de producción y revertir la crisis. El sector hidrocarburífero boliviano enfrenta el desafío de implementar políticas sostenibles que combinen la atracción de inversiones, un marco fiscal competitivo y una planificación estratégica a largo plazo.
El mantener una economía estable y en crecimiento demanda reducir el déficit fiscal y para ello debemos eliminar paulatinamente la subvención a los carburantes, así como incentivar las exportaciones, garantizar la seguridad jurídica y promover las inversiones nacionales y extranjeras en hidrocarburos, minería y agricultura.

El autor es Economista, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).

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