lunes, febrero 24, 2025
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El cine boliviano, mucho esfuerzo e inversión para cero ganancias

Un jueves por la tarde, dos personas acudimos al Multicine de La Paz para apreciar la película boliviana “La Casa del Sur” estrenada este mes, no encontramos fila alguna por lo cual la compra de boletos fue rápida, luego de adquirir las picopas y refrescos de ley, ingresamos a la sala en la que dos señoras ya estaban acomodadas, se apagó la luz y no ingresó nadie más… una sala grande para cuatro espectadores.

La película transcurrió con imágenes de muy buena calidad y estética, actores de muy buen desenvolvimiento, sonido austero, agradable y preciso, argumento ágil, claro y bien desarrollado que compartimos con sonrisas, enojo y miradas de suspenso… una gran presentación para un minúsculo público.

En el trayecto de regreso a casa surgió la pregunta: ¿cuánto habrá costado esta película y cómo se recuperará ese costo? porque seguro que por asistencia no se podía cubrir ni los sueldos de los encargados de sala, boleteros y responsables de limpieza, menos de la energía para la difusión de la película.

Días después, logramos el contacto de quienes podrían responder esa interrogante  y algunas más. En un café de Calacoto fueron citados para una entrevista Carina Oroza, Victoria Guerrero y Reynaldo Lima; directora guionista, productora y coproductor, respectivamente, de la película “La Casa del Sur”.

Surgió la pregunta referida, pero la respuesta no fue una cifra fría, sino una compleja referencia que no está vinculada sólo con dinero, sino con tiempo, esfuerzos, contactos, incomprensión, estrés, compromiso y posiblemente un fuerte amor al arte o talvez locura.

Para comenzar, la semilla para esta película fue lanzada hace diez años atrás en un concurso de Ibermedia, organización internacional que promueve la distribución y circulación de películas iberoamericanas para el cine independiente.

Para esa instancia, además de guiones y temas de calidad fílmica, los productores deben presentar un presupuesto con sus respectivos respaldos, plan de actividades, referencia de coproductores, logística y solvencia para la cubrir la cuota parte. Ibermedia tiene hasta 150.000 dólares para apoyar al proyecto de la película, pero no desembolsa ese total, pues en el caso de “La Casa del Sur” sólo otorgó 70.000 dólares, el resto del costo que bordea otro monto similar debe ser cubierto por los productores bolivianos que lograron la coproducción del colombiano Ramiro Fierro y de Escorzo, una empresa de publicidad que cuenta con toda la logística y equipos de alta calidad como para afrontar ese desafío, para muestra un botón: sólo un lente de una cámara para filmación se encuentra en el mercado desde los 3.000 dólares hacia arriba.

Por lo referido, los costos absorbidos por los productores son producto del desembolso de sus ahorros, la búsqueda auspicios, de subvención de amigos que cobran muy barato, por debajo de lo real, pues normalmente ellos tienen otros ingresos por alquiler de equipos o elaboración de productos publicitarios. Lograr ganancias económicas por el rodaje de una política boliviana, ni en sueños.

El transporte de los equipos es caro y especializado en vehículos adaptados para ello, algunas locaciones deben ser alquiladas, se debe costear los salarios de los actores y todo el equipo de filmación, cubrir alojamiento y alimentación del personal, para ahorrar en luces, se debe acudir a la luz del día.

Existen gastos antes de la filmación, durante ésta y después, la última etapa se realiza en laboratorios de edición del exterior del país; no se debe olvidar los costos de algún esfuerzo de marketing, la distribución de la película y su difusión en cines, los cuales tienen un porcentaje por los boletos vendidos, pero como los filmes bolivianos no son productos comerciales se apresuran a sacarlas de las salas en el tiempo más corto posible.

A manera de complemento, Ibermedia apoya económicamente a cineastas del país porque la Cancillería participó de la V Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y siguientes cónclaves culturales. El compromiso del país es cancelar una cuota anual de 150.000 dólares para que se apoye a seis películas por año, en montos que por lo menos cuadruplican el referido aporte. Lamentablemente este año, Bolivia no pagó su cuota y esto repercute negativamente en los nuevos proyectos nacionales.

Por lo indicado a muy grandes rasgos, la conclusión es que para hacer una película en Bolivia se debe estar consciente de que no se ganará dinero, por el contrario, es seguro que ni siquiera se recuperará lo invertido, el público no responderá favorablemente con su asistencia a las salas de cine y los propietarios de éstas sólo difundirán los filmes porque la ley les obliga; quizás la ganancia mayor sea un reconocimiento honorífico en festivales del exterior.

En Bolivia, el apoyo a la cultura sin bebidas alcohólicas es tan pequeño como el número de asistentes para ver una película nacional, aunque el potencial del cine es proyectar imágenes de nuestra realidad o nuestra ficción al resto del mundo.

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