El conflicto del transporte en La Paz sigue afectando a la ciudadanía con cobros excesivos y un servicio deficiente. A pesar de los controles, los choferes insisten en subir las tarifas, haciendo un trameaje descarado y obligando a los pasajeros a gastar hasta tres veces más de lo habitual para llegar a sus destinos.
La falta de discos de identificación en los minibuses y la incertidumbre sobre las rutas han generado desconcierto en las calles, mientras que muchos conductores justifican los cobros alegando que los costos operativos habrían sufrido un incremento significativo.
La escasez de transporte y el maltrato de los choferes hacia los usuarios han encendido aún más la indignación de la población. Organizaciones vecinales preparan nuevas movilizaciones, exigiendo tarifas justas y un servicio digno.
En paralelo, el municipio refuerza los controles para frenar los abusos, pero los minibuses continúan operando bajo sus propias reglas, desafiando cualquier intento de regulación.