lunes, marzo 3, 2025
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Sin libertad para exportar

Raúl Ruiz Roca

El sector agrícola y ganadero de Bolivia, pilares esenciales de la economía, enfrentan una crisis profunda que requiere atención prioritaria. En el caso de la soya, cuya producción supera los 2 millones de toneladas, la demanda interna apenas alcanza las 800 mil toneladas, deja a los productores con excedentes que no pueden comercializar libremente. Una situación similar afecta al sector ganadero, donde la falta de acceso a mercados internacionales limita el crecimiento y la rentabilidad. Las restricciones gubernamentales, como los cupos de exportación y las bandas de precios, han convertido lo que debería ser una ventaja en un problema insostenible. Estas políticas, calificadas como “extorsivas” por los agricultores, no solo desincentivan la producción, sino que generan escasez en el mercado interno y fomentan el contrabando hacia países vecinos, donde los precios son más atractivos.
A pesar de las promesas gubernamentales de liberar las exportaciones, éstas no se han cumplido, y tampoco se ha implementado medidas concretas positivas que beneficien a estos sectores y a la sociedad en su conjunto. Mientras tanto, los agricultores y ganaderos enfrentan pérdidas significativas, la economía nacional pierde la oportunidad de captar divisas y el país se estanca en un modelo que limita su potencial. Es urgente un cambio de rumbo. Bolivia necesita de manera inmediata una “Ley de libertad de exportación y eliminación de restricciones al sector agrícola y ganadero” que elimine estas barreras, garantice la competitividad y permita a los productores operar en un entorno que fomente la inversión, el crecimiento y la innovación.
El sector ganadero, al igual que el agrícola, claman por oportunidades. La producción de carne y otros derivados pecuarios tiene un potencial enorme, pero las restricciones a la exportación, la falta de seguridad jurídica para las inversiones y las políticas desacertadas lo mantienen en estado de retraso. Situación que seguirá permitiendo que el país pierda competencia y los productores se vean obligados a reducir su actividad o, en el peor de los casos, abandonarla. Como ejemplo restrictivo también se puede citar aquellas medidas de decomiso y cierre ante el supuesto acopio de algunos productores. Así como la falta de capacidad de control correspondiente y la debida fiscalización a los vendedores e intermediarios ante la especulación, que eleva los precios en la cadena de comercialización hasta el consumidor final. Sin olvidar otros elementos importantes que directamente afectan a los sectores, como la devaluación y la falta de dólares.
Para contrarrestar estos factores de afectación al desarrollo del país, se debe priorizar la libertad económica y el bienestar de todos los bolivianos. Correspondiendo que los productores, los intermediarios y la sociedad en general con la autoridad correspondiente, trabajen juntos para destrabar el potencial agrícola y ganadero asegurando la libre exportación y la eliminación de restricciones, garantizando un precio interno justo que beneficie a todos y que también permita al productor recibir la retribución correcta por su producción. Bolivia no puede permitirse seguir atada al suelo, cuando tiene toda la capacidad de volar alto. ¡La unión es la fuerza!

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