Bolivia atraviesa una situación económica compleja que ha llevado a muchos a recordar los días de la UDP en los años 80. En ese entonces, la hiperinflación destruyó el poder adquisitivo de la gente, los productos escaseaban y las filas para conseguir lo básico eran interminables. La falta de respuestas económicas llevó al colapso del gobierno de Siles Zuazo, dejando una huella de crisis e inestabilidad que aún persiste en la memoria colectiva.
Hoy, la incertidumbre económica y el temor al desabastecimiento generan comparaciones con aquella época, aunque con una diferencia clave: en los años de la UDP, a pesar del caos, había gasolina y diésel. La preocupación de muchos bolivianos es que el país se encamine a un escenario aún peor, como el de Venezuela, con un colapso total del sistema económico. La historia parece repetirse, y la pregunta es si esta vez habrá soluciones antes de llegar al punto de quiebre.