El ejército gobernante de Myanmar declaró un alto el fuego temporal en la guerra civil del país para facilitar los esfuerzos de socorro tras un terremoto de magnitud 7,7 que ha matado a más de 3.000 personas. El cese de los combates durará hasta el 22 de abril, según anunciaron los líderes militares.
El terremoto ha agravado la crisis humanitaria que ya existía en Myanmar, donde más de 3 millones de personas habían sido desplazadas de sus hogares y casi 20 millones se encontraban en necesidad incluso antes del desastre.
Los países han prometido millones en asistencia para ayudar a Myanmar y a las organizaciones de ayuda humanitaria, y muchos han enviado equipos especializados de búsqueda y rescate y establecido hospitales de campaña.