lunes, diciembre 23, 2024
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Erradicar de hogares violencia y frustraciones de los padres

En psicología se establece que los padres de familia son quienes deben inculcar el respeto y cumplimiento de las normas, la conducta y los valores; mientras que las mamás deberán apoyar los aspectos relacionados con la parte humana, los sentimientos, sensaciones y, sobre todo, la parte afectiva. Por ello se habla de un equilibrio en la pareja, que permita formar al nuevo ciudadano social.
Mientras que, en la actualidad, las nuevas ocupaciones o nuevos roles en la familia han permitido que la pareja deba pasar más tiempo en la actividad laboral o gremial, aspecto que puede quitar calidad de tiempo que debe ser destinado a los menores. Ante estos nuevos roles sociales de la pareja y sobre todo de la mujer, si no se logra equilibrio para la atención a los hijos, pueden surgir acciones de violencia o frustración que podrían ocasionar desatención a los descendientes, a quienes no se podrá inculcar, desde su corta edad, valores sociales.
Según profesionales en psicología, como la doctora Rosario Larrea, la violencia extrema de los propios padres de familia en contra de sus hijos se debe a la frustración que agobia a los progenitores, aspecto que demuestra que no han planificado ni deseado traer niños al mundo.
Mientras que un organismo no gubernamental (ONG) da cuenta que, de 3.600 madres gestantes, alrededor de 20% es de adolescentes, aspecto que refuerza el análisis de los psicólogos sobre que en muchos casos los padres maltratadores son adolescentes que no planificaron ser padres y cuya situación se debe a un descuido o una “metida de pata”.
Esta condición de “jóvenes padres” ocasiona una reacción violenta, desquitándose con sus propios hijos e hijas, porque ven en ellos el resultado de esa etapa inconclusa. Es una especie de frustración de su vida, al no lograr sus aspiraciones, como futuros profesionales, al abandonar la posibilidad de decidir por ello, porque al ser padres deben dedicarse a la crianza de sus hijos.
Otro fenómeno que se logra visualizar es que del 100% de denuncias de madres violentas en la crianza de sus hijos e hijas, hechas en las Defensorías de la Niñez y Adolescencia, muchas de ellas, hasta en un 90%, se encuentran solas, haciéndose responsables de la manutención de sus hijos, sin el acompañamiento de su pareja. Por lo tanto, se deben hacer cargo de los gastos económicos, de la limpieza, la cocina, la ropa, de enfrentar los problemas de las etapas de desarrollo de sus hijos, sin el apoyo del padre. Ello impide que puedan, como mujeres, tomar decisiones a favor de su propia felicidad, porque ésta fue desplazada por la de sus descendientes. Estas frustraciones y la suma de responsabilidades generan diferentes tensiones que terminan en violencia hacia los más indefensos.
Por todo ello, es necesaria la aplicación de políticas públicas en municipios urbanos y rurales, donde se permita recuperar y aplicar los roles de los padres de familia, donde los valores, normas y factores humanos deban ser inculcados a los hijos e hijas, con la finalidad de erradicar los ejemplos de violencia o de abandono a la que son expuestos los más vulnerables.

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