Quito.- Con 131 votos a favor y una abstención, el pleno destituyó a la segunda vicepresidenta de la Asamblea, Bella Jiménez, bajo las causales de gestión de cargos públicos y cobros indebidos.
En las bancadas hubo unanimidad para expulsarla del parlamento, a menos de cinco meses de haber arrancado el mandato. Solo ella se abstuvo y fue la última en votar.
La resolución se tomó después de que Jiménez ejerció su derecho a la defensa y luego de que Alejandro Jaramillo (ID) y Victoria Desintonio (Unes), quienes la denunciaron, sustentaran sus pruebas.
En sus descargos, la defenestrada segunda vicepresidenta lanzó acusaciones contra la presidenta de la Asamblea, Guadalupe Llori (Pachakutik), y a sus asesores.
Mientras Llori ponía las manos en sus mejillas como en señal de asombro, Jiménez le increpó por haber designado como directora de la unidad de talento humano del Parlamento a la esposa de un fiscal que la investiga en la provincia de Orellana.
Agregó que Alejandro Jaramillo deberá responder al país, al vincularle con supuestas irregularidades en la empresa Aeroregional y de tener allegados en casas legislativas. “Pruebas”, le replicó el legislador sentado en su curul situada detrás de la de Jiménez.
La legisladora destituida también acusó de supuestas gestiones de cargos y demás anomalías a otros de sus ex coidearios como Luis Marcillo, Rocío Guanoluisa, Eckenner Recalde. “Compañera Wilma Andrade, sintiéndolo mucho ya que en el camino se vienen cosas feas”, acotó.
Sostuvo que el proceso para su destitución se violaron sus derechos, por lo que dijo haber presentado una acción de protección con medidas cautelares, pero que no frenaron la resolución del Pleno.
“Si se va a violar los derechos de la presunción de inocencia nos vamos a ir media Asamblea a la casa, señores, de qué estamos hablando si aquí en la Asamblea hay asambleístas que tienen glosas, denuncias, juicios pendientes, juicios de alimentos”, continuó.
Arremetió contra el presidente del Comité de Ética, José Chimbo (Pachakutik), y otros de sus integrantes, aunque matizó: “Yo no vine a señalar a nadie, yo no vine a convertirme en cazadora de brujas”. (El Comercio)